Gracias y suerte, Bernardo
Escribo estas líneas como simple aficionado y socio del Real Sporting de Gijón, sin que me una ninguna otra relación con el ya flamante jugador del Middlesbrough, Bernardo Espinosa, a quien ni siquiera he llegado nunca a conocer personalmente.
Y las escribo al ser conocedor de la lamentable situación por la que habría pasado en los últimos días el excentral rojiblanco, concretamente desde que hiciera pública su marcha del club. Al parecer, algunos aficionados sportinguistas no se habrían tomado demasiado bien la decisión del colombiano (esto se intuía leyendo algunos foros y blogs), llegando a reprochárselo de forma podemos decir que poco amistosa, al encontrarse con el jugador fuera de su domicilio. Por este motivo, Bernardo, para evitar estos desagradables encuentros, habría optado finalmente por trasladarse con su familia fuera de Gijón, a la espera de emprender su viaje a Inglaterra para firmar su nuevo contrato.
No puedo sino condenar enérgicamente estos hechos y mostrar públicamente todo mi apoyo y cariño a un jugador ejemplar, quien durante sus tres temporadas en el Sporting defendió con orgullo y máxima profesionalidad el escudo de nuestro equipo.
Hechos como los anteriormente descritos me llevan a reflexionar sobre si de verdad somos la mejor afición del mundo, como gustamos en ocasiones de creernos (del mismo modo que lo hace el noventa y nueve por ciento de aficiones del mundo), porque resulta evidente que estos comportamientos y conductas del todo reprobables no pueden ser nunca compatibles con tan honorífico y figurado galardón.
Me consuela, en cualquier caso, el convencimiento de que estos aficionados despechados son sólo una minoría, ruidosa, pero minoría a fin de cuentas, dentro de la gran familia sportinguista. Porque, ¿cómo se puede culpabilizar a un jugador profesional por el mero hecho de elegir la opción que entiende que le ofrece el mejor futuro para él y su familia? Tal vez debería esta minoría apuntar su frustración hacia otro objetivo: aquellos que han permitido por su incompetencia y dejadez que uno tras otro, jugadores que han escrito con letras de oro capítulos de la historia de este equipo centenario, abandonen un proyecto que a poco que se hubiera dejado crecer, con toda seguridad, nos habría deparado aun más y mayores éxitos y alegrías. A cambio, nos están dejando un proyecto todavía por definir y construir (una vez más) y que está por ver adónde nos llevará.
Por todo esto, repito: gracias y suerte, Bernardo. Puedes estar seguro de que en Gijón somos muchos los que no te olvidaremos.
Filippo Priore
Gijón
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