La capilla de Nuestra Señora de los Dolores de Nieves
Las vivencias de un día para el recuerdo entrañable, las impresiones de un día vivido en compañía de un grupo de feligreses del concejo de Caso, amantes de las tradiciones y del legado de sus mayores, han sido las que acabo de vivir, en intensidad participada, mientras celebraba con ellos la fiesta patronal de una capilla rica en connotaciones religiosas y en valores estéticos de belleza y de historia.
La capilla de referencia no es otra que la que, por muchos conceptos y valores, considero de un mérito excepcional. Me refiero a la que en el concejo de Caso, en la parroquia de Santiago de Bueres y en el vetusto pueblo de Nieves, se halla dedicada a Nuestra Señora de los Dolores, con un deterioro lamentable en su estructura. Los vecinos desean con fervor verla consolidada en su cúpula y en sus arquitecturas después de concienzuda restauración.
Su especial tipología, dentro de las capillas asturianas, le confiere, con pleno derecho, el título que he expresado al comenzar este artículo, calificándola de “excepcional”. Si hubiéramos de establecer una categoría para las casi tres mil capillas, que jalonan la geografía de nuestro Principado, tendríamos, posiblemente que situarla, dados sus valores intrínsecos, entre las diez primeras.
Uno, que puede alardear de conocer un número muy notable de esta tipología de edificios sacros -nuestras entrañables capillas y ermitas, que constituyen un legado precioso de la fe de nuestros mayores-, no puede menos de establecer para esta capilla de los Dolores de Nieves ese puesto entre las capillas de toda Asturias.
No hablo a humo de pajas, sino desde una experiencia contrastada en visitas y visitas, en notas y más notas tomadas en papeles improvisados, en contemplaciones y degustación cariñosa de estas construcciones sacras. Daré a conocer algunos rasgos que nos ayuden a un acercamiento pedagógico-catequético a un edificio singular por su historia, por las peculiaridades de su arte, por las devociones de un pueblo que quisiera verla renacer de las glorias de su pasado que la adornan.
Subtítulo: Un edificio sacro excepcional en Caso
Destacado: El reducido espacio entre las cuatro paredes, la expresividad de los cuadros y de las imágenes, te deja impregnado de las vivencias que los artistas quisieron transmitirnos
La fecha de 1716 campea cual blasón llamativo para el devoto que a ella llega. Una peculiar forma de soporte de la campana llama a la verdad la atención: un hueco similar a una ventana ennoblece su fachada ofreciendo como elemento central la campana, con que, desde su fundación, viene cumpliendo funciones de llamar a los vecinos, a rezar la “Bulda”, como se decía, a reunirse para el rezo del rosario aplicado por los difuntos y, en el caso de Nieves, para los ejercicios del vía crucis que acompañaba las vivencias cuaresmales de los vecinos, y también para acudir a sesiones concejiles, para distribuir las sextaferias, para que los “veedores” dieran cuenta al vecindario de las encomiendas recibidas.
Una capilla, digo, singular, dedicada a los Siete Dolores que la piedad popular aprendió a contemplar, uniendo sus vivencias a las de la Virgen María, en los pasajes más dolorosos de la vida de su Hijo, Jesús. Aprendióla el pueblo cristiano de la práctica que en siglos pasados, desde la Edad Media, enseñaron a los creyentes cristianos los Siete Santos Fundadores de la Orden de los Servitas o Siervos de María (venerados el 12 de febrero).
Fue fundador de la capilla de los Siete Dolores de la Virgen María, en Nieves, uno de los pueblos que conforman la parroquia casina de Santiago de Bueres, el presbítero don Juan de la Pipa. Sabemos que la capellanía de los Dolores quedó vacante en 1743, por fin y muerte de don Cipriano Aladro, nombrado en su momento para sustituir a don Matías de la Pipa, su segundo capellán, siendo la familia de este apellido de rancio linaje en Caso.
La capilla es uno de los más logrados testimonios asturianos del barroco rural. Si un rasgo hubiera de destacar, que en mí produjo mayor impresión, fue la creación de atmósfera religiosa en su interior, decorado por uno de los mejores conjuntos de pintura religiosa de Asturias. Reproduce esta capilla, dentro de su planta, cuadrada, los modelos de cúpula de media naranja, sobre pechinas. El Padre Eterno, en el centro de esta cúpula. La lucha de los ángeles contra el demonio, personalizada en el centro por el Príncipe de las milicias angélicas San Miguel, cuyo nombre sabes significa “¿quién como Dios?”, que se halla ayudado por los otros dos arcángeles San Rafael y San Gabriel. El demonio se debate como agonizante a los pies de San Miguel. Enfrente en la cúpula, tres jarrones de flores, simbolizando la obtención de la gloria por los bienaventurados, por los creyentes, a quienes ofrecen protección y seguro los tres arcángeles. Una cenefa todo en torno, con exquisitos roleos realza la gloria del cielo. Puedes recordar la lucha contra el dragón infernal de los pasajes de Apocalipsis 12, 7 y del Libro de Daniel 10,13.
En el retablo, flanqueando una hermosa y expresiva figura de la Piedad, con Jesús muerto sobre su regazo, se hallan dos cuadritos con el arcángel San Miguel y el Salvador del mundo. Tres pinturas al óleo realzan la intensidad pasional de la capilla, dedicada a los Siete Dolores de la Virgen María: la Flagelación, el Encuentro de Jesús Resucitado con la Magdalena y otra escena de la Pasión. Otra vez, otro óleo del Arcángel San Miguel. Y lo que le confiere peculiaridad en las paredes laterales catorce escenas del Vía crucis, pintadas al fresco, con sus respectivas cartelas explicativas, con letra y ortografía muy del siglo XVIII. En las pechina sobreviven dos cuadros con los evangelistas San Lucas y San Juan, hallándose vacíos los que conservan los epígrafes de San Mateo y San Marcos.
El clima pasional se te impone a ojos vistas, te domina, te subyuga: diríamos que te sumerge con la mayor intensidad en los Dolores de la Virgen María. El reducido espacio entre las cuatro paredes, la expresividad de los cuadros y de las imágenes, te deja impregnado de las vivencias que los artistas quisieron transmitirnos. Uno se siente anonadado ante tanto logro artístico y se le estremece el alma cuando contempla que, entre las escasas muestras de pintura barroca en nuestros edificios sacros, se hallan en peligro las de esta capilla de los Dolores de Nieves, en la parroquia de Santiago de Bueres, en Caso, ya que las grietas que se vienen acentuando en los últimos años debidas quizás a fallos o corrimientos en las cimentaciones, un día pueden darnos un susto y abocar a perdición un conjunto de pinturas excepcional, en una capilla singular, una más de nuestra Asturias bienamada, que tan preciado legado ha recibido de sus antepasados. SOS encarecido para las pinturas de la capilla de los Dolores, de Nieves, uno de los pueblos de más antiguo poblamiento y abolengo en el concejo de Caso. La alarma queda lanzada a quien corresponda. Quien tenga oídos para oír, en las instancias implicadas, que oiga.
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