Un hospital grande que es un gran hospital
He pasado recientemente por el quirófano en el HUCA de Oviedo y deseo expresar públicamente mi agradecimiento. No sólo por la excelencia profesional y tecnológica de las que podemos presumir como asturianos, sino también por el altísimo nivel de calidad humana de todo el personal del centro hospitalario que me ha atendido y del que puedo dar testimonio después de doce días de estancia en él: médicos, enfermeros y enfermeras, auxiliares, personal de limpieza y de los servicios de coordinación. Ya es impresionante el propio edificio con sus novísimas instalaciones, pero lo es mucho más cuando encuentras que toda esa magnífica mole hospitalaria tiene corazón. Un gran corazón formado por las personas que, día a día, te tratan con cariño, con paciencia y con una atención que, a pesar de ser uno más de tantísimos ingresados, te hacen sentirte atendido de forma singular, llamado por tu nombre y acompañado en las personalísimas circunstancias con las que tienes que vivir ese momento, que ni es fácil, ni previsible. Y, mucho más, cuando a ellas se suman tus propios miedos y limitaciones.
Desgraciadamente, solemos dar fácilmente pábulo a las quejas mientras que pensamos que son evidentes tantas cosas positivas que, en realidad, suponen un gran esfuerzo consciente y de buena voluntad. Además, no siempre la gratitud da más titulares que la queja, entre otras cosas porque nos lo callamos. Por todo ello, quiero manifestar mi reconocimiento más sincero –que sé que es también el de muchas personas con las que he podido hablar a lo largo de esos días– a todos los trabajadores y trabajadoras del HUCA, que con su entrega generosa de cada día ponen en evidencia que no hay mejor medicina que una palabra cercana, un gesto cordial, una sonrisa o una broma a tiempo, un "para eso estamos" que tanto bien hace al paciente… En definitiva, unas actitudes que demuestran que tras el profesional sanitario en cada una de las tareas hospitalarias hay un ser humano con vocación asistencial que sabe ponerse en lugar del enfermo y ser en ese momento para él su apoyo, su esperanza, su interlocutor y, tantas veces, sus manos y sus pies cuando no puede valerse por sí mismo. Muchas gracias a todos los profesionales que, día a día, hacen sentir a las personas hospitalizadas que ellas son la razón de ser de toda la tarea hospitalaria. Esto, tratándose del HUCA, tiene muchísimo más mérito por el enorme volumen de actividad que allí se desarrolla.
Quiero que esto sirva como mensaje de ánimo a todos los que allí trabajan para que sigan así, aun a pesar del cansancio y de las dificultades, que tan bien saben capear. ¡Enhorabuena por vuestra labor bien hecha cada día! Creo que todos, especialmente quienes tienen la responsabilidad de gobernar la sanidad, debemos velar por los derechos de unos trabajadores y trabajadoras que conocen muy bien sus deberes. En sus manos está el hoy y el mañana de nuestra salud.
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