Obras en la Avenida de Portugal de Avilés
Aunque las obras públicas siempre son de agradecer, y casi siempre son positivas, los resultados no suelen ser del agrado de todos. En estos momentos, se están terminando las obras de remozamiento de la Avenida de Portugal, con un buen resultado general, mejorando el aspecto de la calle y facilitando el trasiego de peatones. Pero hay en estas obras algunas cosas curiosas que convendría analizar.
Por un lado, principalmente desde el gobierno central, se nos insta a comprar coches o cambiar los menos nuevos, para paliar la crisis del sector, pero a la vez se pide que se ahorre energía y se utilice el transporte público; en ambos casos, sería deseable que la administración mantuviera las zonas donde estacionar los vehículos particulares, pues es un hecho que hay más vehículos que garajes. Paradójicamente, en la nueva configuración de la Avenida de Portugal, las plazas de aparcamiento se han reducido al menos a la mitad, perjudicando claramente a los vecinos de la zona, puesto que no hay en las proximidades lugares donde abunde el espacio.
Por otro lado, aunque es de agradecer el aumento de anchura en las aceras (excesivo en el caso de alguna esquina con 16 m hasta la calzada), en esta calle se ha estrechado tanto el carril de circulación, que temo que los problemas no tarden en aparecer en forma de atascos. Aunque la práctica de aparcar en doble fila no debiera ser habitual, hay ocasiones en las que es necesaria; un taxi que deja o recoge viajeros, alguien que necesita recoger a un anciano o un enfermo, una ambulancia en un caso de urgencia domiciliaria, un comerciante de la zona que necesita momentáneamente dejar mercancía, etc. En todos estos casos, ante la estrechez de la calzada, la única posibilidad de actuación será detener el tráfico, formando el consiguiente atasco.
Otro ejemplo de planificación dudosa lo constituye el paso de cebra ubicado en el cruce de la palmera. Donde está situado, hace detenerse a los vehículos que vienen de tres calles, mientras que si se hubiera colocado unos metros antes, sólo lo haría con los de una; curiosamente, la mayoría de los peatones no lo utilizan, sino que cruzan por el otro itinerario.
Creo que, cuando una Administración Local desarrolla una obra para el pueblo, debiera intentar mejorar las condiciones de vida de la gente, y pensar en todas las posibles consecuencias de dicha obra, tanto positivas como negativas. En este caso, es difícil creer que haya sido así.
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