Brexit, las lágrimas de John Carlin
Oclocracia, "Gobierno de la plebe ignorante,
de la muchedumbre"
Aristóteles (*)
Al día siguiente de conocerse el resultado del referendum en Gran Bretaña, el periodista y escritor británico John Carlyn no pudo contener las lágrimas durante su intervención en una tertulia radiofónica en España. Me impactó su emotividad con el desastre que había provocado el referendum. Personaje profundamente europeista no se cansaba de poner en valor lo que Europa había supuesto para su generación, sus últimos artículos de prensa fueron mitad desgarro, mitad súplica para que sus compatriotas voten por el futuro de sus hijos...finalmente no le hiceron caso. En éste referendum, la Inglaterra profunda, la Inglagterra de las personas mayores, los nostálgicos del imperio británico tuvieron como compañeros de viaje a las clases populares, (castigadas por las políticas de austeridad del gobierno consevador) temerosas de tener que compartir trabajo y servicios sociales con los inmigrantes.
Gran Bretaña entró a formar parte de la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1973, no de la Unión Europea (UE). Conviene señalar esta diferencia para entender mejor la idiosincrasia y el comportamiento de los británicos en el largo proceso de la construcción del espacio común europeo donde ellos nunca se han sentido del todo parte del proyecto. Siempre "estuvieron sin estar del todo". Entraron en la CEE, porque les interesaba economicamente ese espacio de 250 millones de europeos (La Europa de los siete) y poco más, de ahí sus constantes trabas para que el proyecto avanzara. Cuando la CEE, dio paso a la U.E. Dijeron no a la moneda única, dijeron no a Shengen, no a la libre circulación de ciudadanos (pero un rotundo sí a la libre circulación de mercancías) y finalmente un rotundo no a la Europa Social.
La Unión Euopea fue muy complaciente y permitió demasiadas veces "el chantaje" británico, cuyo último capitulo se escenificó en el mes de febrero de éste mismo año, participando en el sainete que escribio y protagonizó David Cameron con la complicidad del presidente del Consejo de Europa, para conseguir nuevos privilegios británicos y así poder ganar el referendúm. David Cameron volvió al Reino Unido con una nueva "pieza de la cacería", el compromiso de no sentirse obligado en la aplicación de las políticas sociales a los inmigrantes.
Si hubiese triunfado la permanencia en la U.E., el Reino Unido habría continuado con su estatuto de Estado privilegiado, con un pie dentro y otro fuera, aprovechando lo mejor de la pertenencia al Club y haciendo uso de su potestad de veto a todo lo que significara más Europa.
El referendum convocado por Cameron, fue una promesa electoral en 2015, presionado por el avance del partido xenófobo y antieuropeista, el UKIP de Nigel Farage que, con un sólo diputado en el Parlamento es uno de los ganadores del referendum. Farage, en su adolescencia tenía la costumbre de lanzar los insultos más groseros imaginables contra niños de razas o religiones diferentes de la suya. Se cruzaba con un niño judío en un pasillo y le susurraba en el oído ¡Hitler tenía razón! o ¡a las cámaras de gas!.
Los otros ganadores del referendum son los líderes de los partidos de extrema derecha de Austria, Francia, Holanda, Dinamarca, Donal Trump en Estados Unidos y Putin en Rusia quienes ya han felicitado a Nigel Farage y a Boris Jhonson
Por su parte, John Carlin a manifestado su verguenza de pertenecer a un pueblo "cuya mayoría a expresado sentimientos mezquinos y xenófobos" y su promesa de inciar los trámites para adquirir la nacionalidad española. Esto es al menos lo que va a ganar España del desastre que ha provocado el ya ex-primer ministro británico, David Cameron.
(*) Aristóteles consideraba que la oclocracia era el gobierno de los demagógos en nombre de la muchedumbre y, por tanto, una degradación de la democracia.
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