Opinión ajena y propia interesada
Las opiniones rebuscadas, copiadas, recortadas y pegadas son cada vez más frecuentes entre incluso columnistas de renombre; como si se le hubiera acabado la imaginación propia, sus propias inquietudes y maneras de observar la noticia a la que se refieren. Se nota, se ve, se percibe enseguida cuando alguien larga un discurso que no sale de su iniciativa. Es sencillo ahora acudir a internet y sacar párrafos e informaciones ya escritas, hacerse eco de ellas está bien, pero hacerlas suyas es cómo mucho un plagio vergonzante y una falta de respeto así mismo y hacia los demás.
Se percibe en la opiniones de los lectores, los hay que casi copian la Wikipedia al completo para describir un tema del que no saben nada. Mira que hay manera de enfocar cualquier noticia con nuestra propia ignorancia o preocupación, se puede ironizar sobre cualquier tema, también preguntar sobre él, denunciar, agradecer, etc. pero no, preferimos ser segurinos al 100% con opiniones de otros, que bien pudieran estar más erradas que nuestra propia mente al respecto.
Para ejemplo, los que se presentan con su titulitis de economistas, juristas o politólogos y nos bombardean por todos los debates repartiendo miedos y preocupación, cuando si los analizas a fondo, acaban todos por demostrar que solo les mueve los intereses personales: Su libro, su empresa, banco, su ideología y su cara dura. El sábado en la Sexta, estaban varios economistas, todos opinaban diferente y se contradecían (aunque la economía tiene factores que la hacen una ciencia inexacta, de ahí que se equivoquen tanto en sus predicciones o soluciones estos que lo saben todo para endiñarnos su libro, pero no deja de ser el motor que mueve el mundo, por eso debieran ser cautos a la hora de opinar a la ligera y tomarlo todo a chirigota o atemorizar al personal que ya bastante tiene con sobrevivir en este mundo de listillos como ellos) entre esos economistas estaba un profesor de economía que les dejó a todos en su sitio, solamente siendo él, siendo coherente, sin alarmar o aligerar la situación; a quien reprendió en controversia firme eran afanados economistas de esos que escriben libros con soluciones para todo y sientan catedra en cada aparición; pero el sábado tenían en frente a alguien que les fue en cada punto dejando en silencio. Los otros tal parecían que la salida del Reino Unido fuera el fin del mundo, y que la UE fuera la única puerta por donde todos deben pasar, terminando por decirles que la UE es la misma que dejó a su suerte a millones de griegos, Italianos, españoles, etc. si cuando necesitas de su ayuda se unen los fuertes del norte en contra de los débiles, esa Unión carece de lo básico para estar orgullosos de pertenecer a ella. Luego, que economistas de prestigio saquen su DNI para decir que ese será un problema para los británicos, es de coña, y así se lo hizo saber el profesor coherente, es absurdo, un papeleo simple, un pasaporte por otro y el problema resuelto.
Que los unos y los otros tendrá sus contras ¡seguro! pero podemos recurrir al refrán no hay mal que por bien no venga que siempre será mejor que escuchar agoreros interesados que nos amargarán un futuro que muchos ya no tenemos, como esos mayores británico que hipotecan el futuro de sus hijos y nietos por ellos votar pensando que seguirán gestionando desde la tumba.
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