Miserable jefe de sección
Se puede escuchar porque está grabado. Ha saltado a los medios estos días la grabación que un empleado de la Renault le hizo a su jefe de sección.
Advierto que no es para estómagos sensibles. En ella se puede comprobar que un superior amedrenta con gritos e insultos a un chaval de veinte años, sospecho que con un contrato de mierda, como se estila hoy. No digo que el operario no haya cometido algún error en su cometido, o que fuera un torpe. Lo que es repugnante es el estilo. El superior se muestra como un energúmeno, insultando a gritos, con un lenguaje tabernero. Un chulo, matón de medio pelo, que seguramente se jactará ante sus amigotes acodado en la barra del bar, con un par.
Dicen que el valiente dura hasta que el cobarde quiere. Y el cobarde ha querido. Tuvo los arrestos de grabar una de sus sesiones de amenazas e insultos, la única que se podrá demostrar, desafortunadamente. A estos matasiete no hay como ponérseles en igualdad para arrugarlos. Es tan deleznable que incita a otra compañera a colaborar en el escarnio, posiblemente, porque estos valientes machotes lo tienen por costumbre, el vituperio pudo hacerse en público, buscando la complicidad de los demás para laminar en todo lo posible al débil y aislarlo del rebaño.
Definitivamente no es de recibo que en los tiempos que corren puedan ocurrir estas cosas en el mundo laboral. Este comportamiento está emparentado con inmundas actitudes como el acoso escolar o la violencia de genero. La sociedad ha de estar atenta y sensible a estos casos. Ese chaval podría ser nuestro hijo, y por tanto en una época de sensibilidad hacia el abuso debería cundir el ejemplo hacia personajes como ese.
Es muy fácil acobardar a un chaval con un contrato precario valiéndose de la fuerza que en España dan las jefaturas, pero debe llegar el tiempo de que esto se acabe. Los sindicatos y salas correspondientes deben actuar y buscar ejemplar castigo para este agresor de tercera. Por otro lado, y si los hechos acaban por ser lo que parecen, convendría a la prestigiosa empresa tomar medidas inequívocas hacia esa persona, no puede un gañán así, un maltratador, un exaltado cobarde que se vale de su cargo y edad contra un empleado hacerle esa imagen a una marca.
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