Engendro zarzuelero
He visto la última función del musical llamado “¡Cómo está Madriz!”, espectáculo que se anuncia como las zarzuelas “La Gran Vía” y “El año pasado por agua”, pero de las que se limita a robar la música y algún personaje (supongo que Chueca, Valverde, Felipe Pérez y Ricardo de la Vega se revolverán en sus tumbas).
Como no existen derechos de autor de ambas zarzuelas, todo aficionado que por allí pasaba ha podido plagiarlas, romperlas, falsificarlas y utilizarlas para lanzar panfletos políticos y anticlericales, es decir, ha podido transformarlas en la mediocridad chistosa que se nos muestra en el teatro Campoamor de Oviedo.
Casi toda la obra artística del autor de este “Madriz” parece basarse en obras de Pirandello, Gorki, Molière, Gogol, etcétera, es decir, este señor tiene pocas ideas originales, aunque en esta “su primera zarzuela”, debido a su “gran sentido musical” (dice él), el camino se le ha hecho ahora “muy bonito y fácil”.
El actor principal (buen actor, por cierto) define el texto como “engendro zarzuelero”, y tiene razón (véase el Diccionario de la Lengua Española de la RAE en todas sus acepciones).
Y así, “la inimitable óptica contemporánea” del autor de este engendro le hace presentar a los famosos Tres Ratas de “La Gran Vía” como políticos del PP con fotografías proyectadas de ellos mismos, por si no nos hubiéramos enterado de quiénes eran. ¿No sería más valiente y original y menos panfletario presentar a Tres Ratas, una Pepera, otra Pesoeta y otra Podemitacomunista?
También aparece un Cardenal de la Iglesia Católica al que le hacen una felación en un prostíbulo, lo que ya está muy visto. ¿No sería estupendo ver a un Ayatolah o a un Imán recibiendo los mismos cuidados en una mezquita? Pero, claro, el autor de esta “zarzuela” no se atreve a hacer esto porque sabe que al día siguiente del estreno aparecería colgado de los... ¿pies? (interprétense los puntos suspensivos como se desee).
Atacar a la Iglesia Católica es fácil y cobarde: el cristiano perdona, el islamita no (si sigue en su siglo VIII). Debieran ustedes analizar el odio o la ignorancia que les domina, y, si no pueden, háganselo mirar, no sea que tengan algo raro en el corazón o en la cabeza, patología que a la vejez les pase factura. Así que un poco más de respeto a los católicos y más sentido de la libertad y de la democracia.
Avisa el programa de mano ovetense de que hay escenas no recomendables para menores de 16 años: ¡Qué delicada atención a la infancia! Y nos hablan de la alegría de “madrileños y madrileñas”. En cuanto aparece esta nueva forma feminista gramatical ya sabemos de qué va la cosa. Leer a los clásicos, conocer bien la gramática y pensar no duele, de verdad, y enseguida se acostumbra uno a ello.
Las goyescas figuras debieron de haber sido las del “Sueño de la Razón” que padece el adaptador, aunque mi mayor desilusión fue no ver a Menegilda llegar al striptease final, con las tetas al aire profanando una capilla en la Universidad Complutense. ¿No es actual ese "Madriz" donde llegan a concejalas esas tías buenas que también asaltaron hace meses la iglesia de la Almudena? ¿Por qué no llegar al fondo del realismo?
En conclusión, solicito a don Daniel Bianco, director del teatro de la Zarzuela madrileño, que el año próximo nos envíe otra cosa. Sea bueno, señor Bianco, y escuche a una Paloma de Chamberí, que, al revés de la del “Barberillo”, sí tiene alas y pico. Dice usted que no quiere hacer de la Zarzuela un museo, olvidando que en los museos se conserva lo mejor del ser humano, su grandeza, su belleza y su historia. Que sea, pues, un museo el teatro madrileño de la Zarzuela, del que en provincias vivimos.
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