El Servicio de Oncología Radioterapia del HUCA tres años después, sigue igual o peor

Aquellos que me conocen y me siguen desde hace algo más de tres años en las redes sociales, saben que cuando digo una cosa es porque para desgracia de algunos dispongo de los datos que lo acreditan, como ya pude demostrar en varias ocasiones a lo largo de todo este tiempo. Y cuando tengo mis dudas, me fío de la acreditada sapiencia de aquellos otros que saben del tema, y que por unos u otros motivos a lo largo de todo este tiempo depositaron en mi su confianza. Soy consciente que para algunos personajes me he vuelto una persona incomoda, ya son muchas las ocasiones que digo lo que pienso, y cuando lo hago no gusta. Claro que entonces ellos, los que ahora se sienten incómodos con mi insistencia, deberían de preguntarse, cuál fue el motivo que desencadenó mi lucha.

A todas estas una cosa quiero dejar clara, que no es otra que mi eterno agradecimiento a los profesionales que me voy encontrando en el camino, pues estoy completamente seguro, que si no fuera por su ingente labor, en estos momentos las consecuencias producidas por los recortes ejecutados por unos, junto a la dejadez y la incompetencia más que manifiesta de otros, los estragos producidos por todos ellos, hubieran sido ya de consecuencias difíciles de cuantificar.

El pasado día 25 de mayo comenzaron las comparecencias de la comisión que investiga las listas de espera en la Junta General del Principado. A la misma están citados a declarar colectivos y asociaciones que trabajan en defensa de la sanidad pública, así como altos cargos del SESPA, jefes de Servicio, e incluso el actual consejero de sanidad y su antecesor en el cargo. Este último a mi modo de ver, es el máximo responsable de la situación que padecemos en Asturias, en cuanto a lo que a sanidad de refiere. Y por lo tanto, algún día debería de responder, y no precisamente solo ante esta comisión política del Parlamento Asturiano.

Pero estos días siento una especial envidia ante las muestras de afecto y respeto, pero sobre todo, por la unión demostrada, desde todos los puntos de nuestra geografía, con el caso de una oncóloga radioterapeuta del Hospital de Burgos. La cual cansada de sufrir en primera persona el recorte de recursos, sin los cuales por otra parte puede prestar una atención de calidad a sus pacientes, decidió muy acertadamente dar rienda suelta a su cabreo personal, pero sobre todo, a su frustración profesional, difundiendo a través de su blog Un rayo de esperanza, lo que viene ocurriendo dentro de su entorno laboral.

Y es que la doctora Virginia Ruiz antepone su ética profesional, y lo que dice el art. 262 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, el cual obliga a los que por su cargo, profesión u oficio tuvieren noticia de algún delito público a denunciarlo inmediatamente.

Incluso la Sociedad Española de Oncología Radioterapia (SEOR) se vio en la obligación de posicionarse. Llegando a criticar sin paliativos el expediente abierto a esta doctora, por haber puesto de manifiesto públicamente el retraso que en muchos casos están padeciendo sus pacientes a la hora de recibir un tratamiento.

Nadie se quedó al margen de semejante atropello, esta misma semana la asociación del Defensor del Paciente ha pedido a la Fiscalía de Burgos que investigue los retrasos en el tratamiento a pacientes oncológicos en el Hospital de la capital burgalesa.

Pero el caso de esta doctora no es algo aislado. Hace tres años que algo similar viene ocurriendo en el HUCA, casualidades de la vida, son también dos oncólogos radioterapeutas los que padecen una persecución similar. Si digo bien, hace ya casi tres años, que alguien se empeñó en mantener alejados de sus pacientes al doctor González y la doctora Jiménez. Y lo hacen a sabiendas de los graves perjuicios que se está ocasionando en el servicio, pero sobre todo a los enfermos oncológicos. Claro que mientras los gestores los mantienen casi ocultos en la clandestinidad de un despacho, otros seguimos empeñados en denunciar lo que está ocurriendo. Aunque nos encontremos con que los medios de comunicación de nuestra región, mantienen un sepulcral silencio, que nos hace pensar en la existencia de cierta complicidad difícil de entender. Pero pare ello están las redes sociales, las cuales nos sirven para poner en conocimiento de la sociedad asturiana, la inquebrantable integridad de dos profesionales, que ya para sí quieran los gestores del SESPA.

Estamos además ante un linchamiento en toda regla, que va más allá de lo que representan en si estos dos acreditados especialistas en braquiterapia, con años de experiencia a sus espaldas. Los cuales insisto de nuevo, llevan tres años con una prohibición expresa de las altas instancias del HUCA, mediante la cual se les impide ejercer su labor en el Servicio de Oncología Radioterapia al que por el momento continúan adscritos. Se les tiene prohibida la entrada en quirófano, mientras tanto, estos permanecen cerrados y sin ser utilizados. Ahora cabe preguntarse si esta es la forma que algunos tienen de optimizar los recursos que entre todos los asturianos estamos pagando..

Pero esto no queda aquí, el acoso laboral va más allá. Existe ya una sentencia condenatoria contra el SESPA, sobre el traslado improcedente de uno de estos dos profesionales al Hospital de Jove (Véase sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº 2 de Oviedo Sentencia 225, de 26 de noviembre de 2015). A pesar de todo ello, nadie parece estar interesado en poner solución al gravísimo problema que están ocasionando al sistema público de salud con sus pésimas decisiones, un puñado de revanchistas, que llevaron su capricho personal y las ansias de linchamiento, al terreno de lo personal, demostrando con ello una total carencia de escrúpulos.

En el HUCA, el hospital de referencia en Asturias, dos acreditados profesionales continúan abandonados a su suerte. Mientras todo esto acontece, el Partido Popular de Asturias, IU, Foro Asturias, antes UPyD ahora Ciudadanos y Podemos se tapan la nariz, pues todos ellos de una u otra forma, tienen conocimiento de esta situación, algunos de ellos, incluso lo saben desde hace casi tres años.

Los asturianos tenemos nuestros derechos, y lo mismo ocurre con los profesionales de la sanidad, salvo claro está, que estos se encuentren suspendidos mediante una sentencia firme de los Tribunales de Justicia. Por tanto, nadie puede impedir que los ejerzamos, mucho menos debemos de consentir que se nos arrebaten mediante el uso de la mentira, la manipulación, el engaño o la calumnia. Es entonces cuando tenemos que levantar nuestra voz para defender con uñas y dientes, aquello en lo que de verdad creemos. Pero de forma muy especial, es necesario defender a las personas que pos su valía profesional, pero sobre todo por su calidad humana, se hicieron merecedores de ello.

A lo largo de estos tres últimos años, tras aquella primer denuncia registrada el 2 de julio de 2013, donde solicitaba al entonces Consejero de Sanidad Faustino Blanco González una explicación sobre la denegación de un tratamiento oncológico, de la cual nunca recibió respuesta, no deje de luchar por algo en lo que creo, y que debe de prevalecer por encima de todo y de todos, que no es otra cosa que la dignidad de las personas.

Dignidad que ya me demostró por aquel entonces el consejero de sanidad que poco lo importaba. Pero además puso de manifiesto su escaso talante democrático, dejando entrever su paupérrima catadura moral. El paso de los meses me permitió comprobar, que es un mal generalizado, pero además, es algo de lo que no andan sobrados los demagogos de la izquierda progresista en general.

Señores, en Asturias ser una persona íntegra y de principios no cotiza. Pero si además antepones esos principios y tus obligaciones morales para con tus pacientes por encima de todo y de todos, ten por seguro que eso te traerá problemas con los okupas de los despachos, a los cuales poco les importa lo que ocurra con los pacientes.

Si esta carta ve la luz, solo recordaros que van ya tres años, aunque me consta que lo sabéis, recordad que no estáis solos, pues en Asturias con la sanidad no se juega