Tiempo de diálogo
El tiempo que vivimos es fundamental, tiempo de finalización de una etapa y de comienzo de otra, después de una larga crisis económica en la que nuestro país vivió momentos muy duros, con familias rotas por la desesperación, el dolor de diferente signo y condición... ¿Vamos a permitir que todos estos años caigan en saco roto? Roguemos, creyentes y no creyentes, para que nuestro país y nuestros gobernantes alcancen pactos y soluciones que permitan lograr un Gobierno estable, como Dios manda.
Los movimientos radicales y populistas nunca trajeron ni traerán nada bueno. La historia está escrita y no podríamos caer en los mismos errores del pasado. Las ideologías de signo radical condenaron a la miseria a muchas personas sumidas en la desesperación y la falta de esperanza.
Mesías sólo hay uno, Jesús de Nazaret, que encarnó a Dios y nos habló de su segunda venida. ¿Podremos reconocerle a su llegada, o nos pasará desapercibido? Confiemos en la capacidad de diálogo de nuestros gobernantes. Ellos, con la guía y la ayuda de Dios Padre, sabrán guiar los pasos de nuestra nación y llevar a bueno término su labor.
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