OPE: Orquestación, Prevaricación, Estupor
Estos días se está celebrando en nuestra comunidad una oferta pública de empleo en el ámbito de la educación. Yo, una recién llegada a este campo después de años de ejercicio en mi profesión, he decidido, con esperanza y en la búsqueda de la estabilidad, lanzarme al oscuro mundo de las oposiciones. Es cierto que había sido advertida desde un principio de lo poco justos que eran estos procesos selectivos, pero hasta que no lo he vivido en mis propias carnes, no he sido consciente de cómo lo que tanto criticamos en nuestros políticos puede llegar a extenderse a todos los estamentos de nuestra sociedad: la presunta prevaricación. Sólo quiero aportar unos datos que al menos a mí me han chocado en cuanto los he visto.
Me presenté por una especialidad de la Formación Profesional llamada Procesos Sanitarios, para la que se ofertaban 4 plazas. El número de inscritos no fue desdeñable desde un principio: 116, de los cuales se presentaron al examen 73. Dicho examen constaba de 2 partes, una teórica y una práctica. Primera sorpresa: la parte práctica elaborada por el tribunal me pareció ofensivamente compleja, pensé en falta de preparación por mi parte, pero ayer obtuve muchas respuestas cuando salieron los resultados de la prueba: cuál fue mi sorpresa al ver que, de 73 personas presentadas, sólo una había superado el 5 en la puntuación. El resto de los presentados no había conseguido alcanzar lo que normalmente consideramos como el mínimo. ¿Es posible que 72 personas que cumplen los requisitos para presentarse a un puesto de trabajo no sean capaces de llegar a unos conocimientos medios? ¿Están seguras las personas que han realizado el examen que su criterio está correcto? Yo tengo cierta experiencia impartiendo educación y siempre que ha suspendido el examen más de un 50% de mis alumnos, he considerado que no estaba claro lo que yo esperaba de ellos, o que mi prueba estaba fuera del alcance de los objetivos esperados (en un atrevimiento, y con osadía, dudo mucho de que los propios miembros del tribunal fueran capaces de resolver el examen sin tener la solución delante).
Pero no acabaron ahí mis sorpresas. Para poder pasar a la siguiente fase, se requería tener una media de 5 entre las dos pruebas y tener en ambas un mínimo de un 2,5 en cada examen. Fueron 8 los afortunados elegidos para tal hazaña. Internet nuestro, gran aliado a veces, nos da una información que sólo sirve para dejarnos pasmados cuando la leemos.
Tras una búsqueda rápida, una nueva sorpresa me abordó. De las 8 personas aprobadas, 6 eran ya interinos, colegas y compañeros de algunos miembros del tribunal, y esto me hizo, cuando menos, sospechar de la imparcialidad del proceso.
Si las oposiciones de empleo público son un instrumento para que algunas personas consoliden sus puestos, creo que lo más justo sería llamar a cada cosa por su nombre, y no hacer que personas que confiamos en el sistema tengamos que sufrir injusticias de las cuales nadie se hace eco.
Me consta que esta práctica no es exclusiva de Procesos Sanitarios. Es una práctica habitual, y lo que más me sorprende es que cuando pregunto, la respuesta de otros opositores es mi odiado "es lo que hay".
Se puede cotejar toda la información en www.educastur.es
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