Cuidar y ser cuidado
Toda mi vida profesional he sido enfermera, orgullosa, convencida, enamorada de serlo. Es lo que siempre quise ser. He sido y soy muy autoexigente en ello, conmigo, con mis compañeros, con los alumnos a mi cargo, y siempre me preocupé, y me preocupa, que las personas cuidadas por mí se sintieran sobre todo eso, cuidadas, bien cuidadas, humanamente cuidadas (porque los cuidados técnicos de alta calidad se presuponen, pero ser enfemero es mucho más que eso). Me interesa muchísimo saber trasmitir eso a quienes cuido y a los alumnos (sé que a veces lo consigo).
Siempre dije también que para todos nosotros, todos los trabajadores de la sanidad (incluyendo administrativos y gestores) es muy interesante, muy educativo, muy humanizador vivir las situaciones desde el otro lado, desde el lado vulnerable de la enfermedad (en cualquier dimensión de la misma) y desde la necesidad de ser cuidado.
Nunca somos ni nos sentimos tan vulnerables como cuando estamos enfermos, cuando estamos hospitalizados o cuando tenemos que pasar por el quirófano, especialmente en estas situaciones. Muchos de mis años profesionales los he desempeñado en el quirófano, un lugar que puede ser muy inhóspito si nosotros, todos los profesionales sanitarios que allí trabajamos, y especialmente los enfermeros, que es mi competencia, no nos ocupamos de hacer nuestro trabajo lo más humano y agradable posible, y en ello he puesto mi empeño.
Recientemente he pasado del papel de cuidadora (enfermera) al de cuidada (enferma), para una intervención quirúrgica en el HUCA. Y pensé, dadas las circunstancias, qué era lo mejor que podría hacer por mí misma en esa situación, y me dije, y así lo hice, que lo mejor que podría hacer era confiar y no adelantar acontecimientos (posibles complicaciones, diagnósticos poco favorables, etcétera, algo a lo que nuestra deformación profesional tiende a arrastrarnos). Y confié en quienes me iban a cuidar en todas las dimensiones de mi estancia hospitalaria, y especialmente en el quirófano. Y confié, confié en estas personas, en todas y cada una de ellas.
Y me sentí bien cuidada, humanamente cuidada, delicadamente cuidada, profesionalmente cuidada, acompañada, protegida. Por ello, este testimonio es de gratitud para todos vosotros. Muchas gracias por hacer mi pequeño y único mundo en esos momentos mucho más agradable.
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