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Revestimientos peligrosos en fachadas

16 de Julio del 2016 - José Emilio Bretón García (Avilés)

Durante las últimas décadas hasta el día de hoy se han construido en España no miles, sino millones de metros cuadrados de fachadas de edificios en los que se ha empleado, como acabado exterior, fábrica de ladrillo cara vista apoyada sobre los bordes de los forjados 2/3 del ancho de los ladrillos. Al mismo tiempo, y para dar continuidad y una misma apariencia a toda la superficie de la piel exterior edificada, se ha venido recurriendo a la mala práctica de revestir los frentes de los forjados, de las vigas y los pilares, que se han dejado remetidos, respecto del plano de las fachadas, con plaquetas cortadas de los propios ladrillos. Estas, de manera general, se han adherido a las superficies del hormigón estructural utilizando mortero de cemento sin tener en cuenta ni su estabilidad, ni las tolerancias máximas de las estructuras soporte, ni la expansión de los ladrillos. A este respecto, si se realiza un sencillo cálculo, para un edificio de 20 x 20 metros de planta, en el que toda la superficie de las fachadas se haya ejecutado con fábrica de ladrillo cara vista, se comprueba que la superficie de los elementos estructurales revestidos con chapados de plaquetas cortadas de los propios ladrillos puede alcanzar hasta el 20% de la superficie total de las fachadas.

Existe la creencia de que la estabilidad de un cerramiento está garantizada con el simple apoyo sobre el borde de los forjados de 2/3 del tizón, siendo el 1/3 restante la dimensión mínima para revestir los frentes de los forjados, vigas y pilares. Los esfuerzos de mayor entidad sobre los cerramientos son los horizontales, propios del viento, siendo los verticales, su propio peso, más pequeños, circunstancia por la que se puede afirmar que el apoyo de 2/3 del tizón no es ni condición necesaria ni suficiente para garantizar la estabilidad de un cerramiento y, menos aún, la de las piezas de ladrillo que revisten los frentes de los forjados, vigas y pilares, cuya estabilidad se debe más bien al apoyo sobre las piezas inferiores de ladrillo, en el caso de los revestimientos de los pilares, y al apoyo en la fábrica de la planta inferior, en el caso de los revestimientos de los frentes de las vigas y cantos de los forjados. A este respecto merece una especial mención el caso de los chapados que revisten los frentes de los forjados en vuelo de las plantas más bajas de los edificios, en los que es habitual emplear plaquetas en L cortadas de los propios ladrillos, y en los que el único apoyo del que disponen las piezas en L es el vacío.

Por lo tanto, ante el reiterado uso de estas malas prácticas constructivas, no debe extrañar que durante los últimos años en España se hayan producido, y se estén produciendo con excesiva frecuencia, desprendimientos de las piezas de ladrillo de los chapados que revisten los frentes de los forjados, vigas y pilares de los edificios, e incluso en algún caso de importantes superficies de fachadas realizadas con fábrica de ladrillo.

Si a todo lo anterior se añade que este tipo de patologías se han producido en ocasiones con resultado de muerte (Sentencia T.S. 1264/2000 (Sala 2) de 6 de julio), es necesario y urgente que todos los agentes implicados directamente en la construcción de edificios (LEY 38/1999, de 5 de noviembre) conozcan la existencia de estas patologías y su origen, pues de este forma estarán en condiciones de poder adoptar las medidas necesarias para que este tipo de desprendimientos no se repitan en el futuro.

José Emilio Bretón García, arquitecto, Avilés

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