A vueltas con la memoria histórica
Ya nos empezaba a extrañar a los sufridos habitantes de la muy noble, muy leal, benemérita y buena ciudad de Oviedo (aparcamos, de momento, los títulos de invicta y heroica, dado que, si Dios no lo remedia, y no parece que el Creador esté para estos menesteres, podrían quedar suprimidos del escudo de la ciudad) que el nefando tripartito que gobierna este municipio no volviera a generar nuevas polémicas haciendo gala de su ya conocida carga de sectarismo, revanchismo y odio secular a todo lo que represente nuestra historia, cultura y tradiciones más populares. Desde las muy censurables y desafortunadas actuaciones de Semana Santa, que provocaron un mayoritario rechazo de la ciudadanía, hasta esta fecha, ya había trascurrido demasiado tiempo para que un equipo incapaz de gobernar con un mínimo consenso entre sus propios miembros, ni de generar una sola idea útil para los intereses de la ciudad, no volviera a hacer lo único que sabe: practicar políticas extremistas y radicales que sólo se traducen en enfrentamientos, malestar y confusión.
La nueva entrega del triste triunvirato ovetense, que viene a ser más de lo mismo, centrada ahora en lo que dicen aplicación de la ley de Memoria Histórica (no se sabe hasta cuándo, ni hasta dónde se va a seguir aplicando esta mal concebida ley que ha llegado a despertar viejos rencores y prejuicios, aportando muy pocos beneficios), no hace más que rebosar un vaso ya lleno de despropósitos y a demostrar la falta de olfato político de estos aprendices de gobernantes que, una vez sí y otra también, están manifiestamente demostrando su preocupante incapacidad para desempeñar las responsabilidades que por mor del destino ostentan.
Se pretende cambiar el nombre de 20 calles y del colegio de la Gesta, a los que tachan de franquistas, sin plantearse tan siquiera, qué casualidad, la posibilidad de hacer lo mismo con los nombres del otro bando que también existen en la ciudad, siete, por lo menos, y que permanecen en el callejero. Ignoran que en el año 2008 la Corporación, presidida en aquel tiempo por el alcalde Gabino de Lorenzo, ya había aprobado el dictamen de la comisión que había sido creada al efecto, formada por 11 miembros que representaban la diversidad política del momento, entre los que se encontraban personas de reconocido prestigio, tales como José Antonio Caicoya, Josefina Martínez, Luis José Ávila, Gustavo Bueno, Carmen Ruiz-Tilve y Esteban Greciet, entre otros. Con la aplicación de los acuerdos de la citada comisión, ya se había dado por zanjado este engorroso y delicado asunto. Volver otra vez a resucitar este tema es, además de innecesario y estéril, lamentable e intolerable.
Señores triunviros, dedíquense a gobernar y, por supuesto, háganlo por el bien de la ciudad y de sus habitantes, por todos, que, al fin y al cabo, es para lo que han sido elegidos, aunque se hayan hecho con el poder alterando el resultado de las urnas. Si siguen por el camino equivocado, sin duda que pasarán a la historia como la Corporación más nefasta que jamás haya tenido este noble municipio. Si no cambian a tiempo el rumbo, y ya van tardando, lo suyo se quedará, parafraseando a Shakespeare en "Macbeth", en "una historia contada por un necio llena de ruido y furia, que nada significa".
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