Misterios y mas misterios
Nadie se podría imaginar, ni mucho menos, Howard Carter, que su descubrimiento en 1922 (es decir, noventa y cuatro años después) seguiría dándonos sorpresas y alegrías. Al finalizar la primera guerra mundial este personaje, después de muchas penalidades, descubre en el Valle de Los Faraones la famosa mítica KV64, o como todos conocemos como la tumba del faraón Tutankamon, y sobre todo conocida por su famosa mascara de oro, guardada en el Museo Egipcio de El Cairo. Sorpresas y más sorpresas y misterios se irán desvelando, en su máscara, en su momia, en sus jeroglíficos, en su maldición, en la que se decía que todo aquel que profanase su tumba tendría una rápida muerte, cosa que ocurrió con alguno de los participantes en el descubrimiento, pero no con su principal descubridor.
Meses atrás nos llegaban informaciones de que unos estudios realizados con unos nuevos scanners nos revelaban que detrás de dos de sus paredes, cubiertas de todo tipo de imágenes se podía apreciar que se encontraban dos salas no identificadas ni descubiertas aun, para sorpresa de todos, pero estos días la noticia vuelve a saltar, a la luz pública, en la tumba se hallaban dos dagas, o puñales, y uno de los cuales después de muchas, pruebas y análisis ,realizadas por científicos Italianos y Egipcios, nos descubren que uno de ellos está fabricado, con un compuesto de hierro, en el que la cantidad de níquel y cobalto, solo se puede apreciar y aparecer, en el mineral compuesto de un meteorito. Casi cien años después y con este descubrimiento, nos debemos de realizar una pregunta, ¿una casualidad, o un nuevo misterio?.
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