Autenticosos versus modernosos
Tengo una devoción consolidada por LA NUEVA ESPAÑA. Por eso, el pasado 18 de julio, como tantos días, me sumerjo en su apasionante lectura y llego a la página 17, en la que, bajo el epígrafe "Conversaciones en verano", Xuan Fernández nos ameniza y refresca este tórrido calor que nos ha regalado sin merecerlo el viento ábrego africano recalentado a su paso por la Meseta. Xuan Fernández charla animadamente con José Álvarez, sí, ¡ho!, el de la Caja Negra, tan valorado por aquellos que han decidido acercarse a lo autenticoso, ahora que tan asediado está por las modernosidades que no dan tregua, a ver si consiguen hacernos como quieren los modernosos que seamos, nos guste o no.
José el de la Caja Negra es de Oviedo, pero es como los de Gijón. Para el de la Caja, en Gijón se valora lo rural mucho más que en Oviedo, dónde va a parar. Miren lo que nos pasa a los de Oviedo: tenemos un pueblín tan guapo y rural como Colloto, sin que nadie mire para él, por eso está todo el rato vacío. Como vacío está también el atractivo Naranco, un recurso que si lo tuviera Gijón seguro que estaría lleno de gente que dejaría vacías sus playas.
Pero donde encontré la perla más valiosa fue en la definición que el de la Caja nos ha regalado de "emprendedor". Para él, emprendedor es alguien que no es capaz de hacer otra cosa que lo que le brota" (sic). Qué lástima que el francés Juan Bautista Say (1803) y el austriaco José Alois Schumpeter (1934) no llegaran a conocer a José Álvarez. Porque, para ellos, un emprendedor no es más que el individuo que organiza y opera una o varias empresas, asumiendo el riesgo que conlleva toda actividad productiva en una economía de mercado (Say) o el innovador que mejora la forma de obtener productos existentes y ofrece en el mercado productos novedosos (Shumpeter). Más recientes son las definiciones que dieron Peter Parker (1964) y Howard Stevenson (1975). Para Parker, emprendedor es aquel que busca el cambio en la forma de producir siendo capaz de aprovechar todas sus posibilidades. Para Stevenson, emprendedor es quien se afana en buscar nuevas oportunidades de negocio. A todos ellos corrige sin duelo ni pausa José el de la Caja.
Para José el de la Caja, un emprendedor es el inquieto tipo que "no analiza suficientemente las variables", que actúa "de una forma silvestre" y que "no puede dejar de hacer cosas". Vamos, que el emprendedor es para él una variante económica del obseso, el que si no hace lo que "le sale", puede caer enfermo sin remedio. La medicina no es otra que la sacrosanta hiperactividad productiva. Puede que sea una bendición que no abunden estos emprendedores, pero para José el de la Caja seguramente deberían abundar asgaya. Acabaríase de un plumazo esta crisis pertinaz.
A José el de la Caja Negra le fascina, al parecer, lo preindustrial; por ejemplo, los chigres y los afiladores. Tal vez por eso sostiene que hay que funcionar de forma distinta, apoyándose más los unos en los otros, ya que el cambio que está por venir "no solo depende de la honestidad, también de la creatividad". Los chigres y los afiladores son un hito a alcanzar, según el de la Caja Negra.
Confieso que la lectura de tan valientes y certeros comentarios me ha convencido de forma contundente. En lo sucesivo, orillaré a los grandes economistas y tendré muy en cuenta tan sabias enseñanzas. Maestros así es lo que este país necesita. Como el comer.
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