Reyes Caudillos
Asistimos en estos días en Oviedo a un nuevo episodio de revanchismo político amparado por la denominada ley de la Memoria Histórica. Como en otras ocasiones, se propone el cambio de una serie de denominaciones del callejero de la capital, basado en criterios más que discutibles, que incluye casos especialmente sangrantes como el de la calle Calvo Sotelo o Yela Utrilla. De todas formas, el motivo de esta carta es centrar la atención en el caso del Jardín de los Reyes Caudillos.
Esta obra ajardinada representa en su interior las figuras de los doce monarcas asturianos, comenzando por los dos primeros, Pelayo y Favila, que, en puridad histórica, no recibían la designación de reyes, sino de caudillos. El sucesor de Favila, Alfonso I, fue el primero en emplear el título de rey, manteniéndose este título hasta el último monarca asturiano, con lo que no se me ocurre una designación más adecuada para el mencionado espacio que la mixta: Reyes Caudillos.
Caudillo es una voz patrimonial del latín "capitellum", en este caso en el sentido de "persona que tiene el mando". Que Francisco Franco gobernara España con el título, entre otros, de caudillo no puede en modo alguno invalidar el uso histórico de este título, a no ser que se parta de la ignorancia o de la malevolencia más absolutas. Me refiero a esta explicación como posible origen del pretendido cambio, porque buscar la aplicabilidad de una ley "por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura" a dos gobernantes que ejercieron su poder entre los años 718 y 739 parece, cuando menos, arriesgado.
Remito esta carta a LNE convencido de la inutilidad de la iniciativa, pero deseando que, al menos, quede constancia de que no todos los ciudadanos de Oviedo hemos sucumbido a la voluntad de adoctrinamiento por parte de los que nos desgobiernan.
Enrique Álvarez García
Oviedo
Enrique Álvarez García
Oviedo
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