La industria y las apuestas
Cuando los empresarios asturianos dicen que se debe apostar por la industria, tienen razón; pero no es cuestión de decirlo, sino de hacerlo. Cooperación con la Universidad y clúster industrial son excelentes acciones en que apostar. Son tiempos tan de la industria que triunfa la que queda sola sin obreros. La máquina, con su IA, ostenta la producción competitiva; otra cosa es la visión industrial o la investigación o la innovación. El cuello azul o el blanco están fuera de lugar; quedarán sólo los emprendedores que apuesten unidos por correr junto a la máquina. Si buscamos por internet ofertas de empleo de cierto tipo de "técnico de mantenimiento industrial", vemos que desde la isla de Galicia y del arco Madrid-Burgos-Cantabria-País Vasco-Zaragoza-Barcelona-Valencia salen casi todas. Es a causa del diferencial industrial de estas zonas y de la cualidad de sus conocimientos y destrezas. La siguiente pregunta es fácil de deducir: ¿por qué tipo de industria se va a apostar en Asturias?
EE UU, en su momento, había apostado por la investigación en la industria militar y buscado conocimiento en la industria espacial: creó internet como comunicación militar y el espacio fue ocupado por satélites buscando información. Empresas privadas cogieron el relevo e investigaron aplicaciones para generar riqueza con los logros del Estado. Aquí, hace décadas que la Fábrica de Trubia debería haber fabricado tractores para la industria agroalimentaria y la de la Vega, componentes para la máquina. La Ciencia (con matemáticas de buque insignia), las Humanidades (con filosofía a la cabeza) y otras ciencias importantes deberían decirle a la industria (ingeniería) qué debe fabricar y por qué; pero enmudecidas las unas, la otra se bloquea. La Administración (economía) debería gestionar la actividad comercial (comercio) y apoyar el universo del conocimiento (Universidad); pero, salvo hablar, nada se hace. La misma Universidad debería cumplir los criterios de Bolonia y del marco europeo llamado EQF, diferenciando el campo del "conocimiento" académico del de la "destreza" ocupacional y dual; pero sin diferenciación, no hay marco de integración. Si se enfocase la ingeniería industrial desde esos criterios europeos, en el campo académico del "conocimiento", habría: nivel 5, ciclo corto o CFGS: 120 ECTS, antiguo maestro industrial; nivel 6, 1º ciclo o grado de Ingeniería Industrial: 180 o 240 ECTS, antiguo perito industrial; nivel 7, 2º ciclo o máster de Ingeniería Industrial generalista y también de específicas: 120 ECTS, antiguo ingeniero; nivel 8, 3º ciclo o doctor ingeniero: 90 ECTS para empezar. No es virtualidad, es realidad europea. En el campo dual de la "destreza" de los niveles 5 y 6, debería haber posgrados de formación ocupacional sin salirse del nivel; los otros niveles, 7 y 8, ya son ellos mismos de destrezas cognitivas avanzadas y deberían realizarse en la dualidad Universidad/Empresa. La Universidad, con su Extensión Universitaria y la cooperación departamental, debería tener itinerarios discentes y docentes al más puro estilo de Norbert Wiener: que fue profesor de Lenguas Eslavas y de Filosofía en Harvard, de Matemáticas en el MIT y padre de la cibernética industrial responsable del desarrollo tecnológico actual.
La apuesta ganadora es la cooperación de todos en todo, para colonizar industrialmente el espacio rural de Asturias con pymes, respetarlo y cuidarlo.
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