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Setenta y un años de Hiroshima

6 de Agosto del 2016 - Javier Arjona (Siero)

La consigna de crear grullas de papel en la lucha por la paz se remonta a la historia de una de las pequeñas víctimas de la bomba de Hiroshima, durante la Segunda Guerra Mundial, Sadako Sasaki.

Apela a la construcción colectiva de gestos como que, de manera comunitaria, se lograran elaborar las 1.000 grullas de papel que la niña no logró completar debido a la leucemia contraída por efectos de la bomba yanqui. Y multiplicar esos gestos de aspiración y construcción de la paz, el desarme, la desmilitarización.

Hace 71 años.

Ahora, hace pocas semanas, el presidente gringo visitaba Hiroshima y decía aquello de que la bomba cayó del cielo. Con todos sus significados escogidos.

Como el escogido significado de muchos medios al repetir lo de mujeres muertas cuando se trata de asesinatos machistas, la bomba que cayó del cielo fue tirada desde un bombardero norteamericano y no tenía ninguna otra intención que mostrar una fuerza militar destructora, innecesaria, atroz que siguen padeciendo miles de japoneses.

El horror del mayor atentado terrorista de la Historia se muestra parcialmente en el museo de Hiroshima, pero también las grullas de papel, convertidas en bronce, como aspiración y propuesta de desarme atómico.

Ver al comandante Fidel Castro con una de estas pajaritas en tiempos de su 90.º cumpleaños sirve para rememorar muchas de las fuerzas, coaliciones y alianzas que han promocionado, como él, el desarme nuclear y han denunciado sin interrupción los peligros de la guerra atómica.

Los peligros los sustenta únicamente una minoría: la poderosa industria armamentista que determina la formación de numerosos gobiernos del mundo.

El desarme se posiciona con fuerza en base a principios esenciales para preservar la vida en el planeta, y para ello se deslegitima la posibilidad de que ningún país, grande o pequeño, siga teniendo o construyendo armas nucleares.

Y si existen 25.000 bombas atómicas, su destrucción es la única garantía de que no se usarán.

El colonialismo actual, con Israel a la cabeza, se apoya en este desbarajuste antihumano de las ojivas nucleares, y sólo una movilización potente y masiva en todo el mundo puede acabar con el despropósito militarista acaparador de territorios y excluyente de miles de millones de seres humanos.

La Paz es un derecho humano a construir para preservar a la Humanidad.

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