"Dolum in eligendo"
"Los jóvenes españoles y no jóvenes se pueden ir olvidando de los puestos fijos de trabajo, porque todos serán, en tiempo breve, contratados temporales".
Oí esta esperpéntica sentencia por boca de su ministro del Interior, señor Rajoy, hace algún tiempo. Considero que si ello fuera dicho de motu proprio, yo, en su poltrona, le hubiera despedido ipso facto. Y si no fuera como digo, los sindicatos, la juventud española y la no tan joven motivarían el destierro a las Hurdes o a Ibias al resto del Gobierno, incluido, claro está, usted mismo, por cómplices.
A la patronal, a los poderes fácticos y a los inversionistas solidarios se les anima, como Gobierno de turno, a la consecución de un país fuerte y estable, porque sin puestos de trabajo fijos no hay esperanza de familias estables, base de toda sociedad bien gobernada. Ese comportamiento ministerial anima al debilitamiento social, a la destrucción de parejas por inestabilidad coyuntural, a un país sin cerebro.
Claro está que mientras haya exportadores de riqueza a paraísos fiscales sin férrea persecución, más bien al contrario, mientras haya saqueadores de las arcas de todos, veremos sin repujar los mimbres que conforman nuestra sociedad.
Veo que quienes tienen púlpitos, se escabullen de estas razonables recomendaciones; ¿no será que les acalla el tan manido tanto por ciento de lo que es de todos donado por unos pocos?, ¿quién es nadie para donar lo que es mío? En todo caso, ese voluntarioso, de la cruz, en vez de pagar 1.000 que devengue 100, 70, y ella, la perceptora, que dé gracias por tener un recaudador gratis.
Es un "alegato a favor de la persona". El doctor Navarro, de Navia, ideó el perfil ideal del ser humano en torno a cinco cualidades: Capacidad, Confianza, Constancia, Bondad y Atención (todas ellas en mayúscula, porque yo quiero). A la lectura de todo esto proyecté y quise ver a todo un presidente del Gobierno estrujando su cerebro por valerse de colaboradores onustos, cargados de estas virtudes imprescindibles en todo buen gestor. "Es necesario ser valiente para llevar a cabo la misión que te hayan encomendado", continuaba diciendo el señor Navarro.
Me agrada decir que votaría de buen grado a todo un médico portador de estos atributos para presidente de todos los españoles, y no a tanto abogado enmarañado en pleitesías.
Por este "dolum in eligendo" (no es que sea yo abogado, más bien diplomado en Educación Política y Cívica), le pregunto, señor Rajoy, por quién va a pagar por las tropelías de Bárcenas y de tantos otros elegidos por su mano derecha, como Rodrigo Rato, en su Gobierno. Venga Dios y véalo.
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