Fiestas montañeras
Creo que así se pueden calificar las celebradas el 15 de agosto en diversos lugares del medio rural asturiano, ese medio entrañable y querido que aquí, en LA NUEVA ESPAÑA, venimos tratando, comentando y defendiendo reiterada e incansablemente, como se merece. Las fiestas en cuestión son marianas, dedicadas a una misma Virgen con diferentes denominaciones, según el lugar y la tradición de donde se celebren, y todas ellas estarán representadas ahora aquí, con respete y cariño, en las dos fiestas que vamos a comentar, de una gran importancia en mi vida montañera. Y son las fiestas de la Virgen de Alba, en Quirós, y la Virgen de Braña, en Aller.
La iglesina que da cobijo a la Virgen de Alba, de lejana y devota tradición, está situada en pleno corazón de la Cordillera del Aramo, y su pueblo más próximo es Salcedo, de donde era aquél gran paisano que fue Máximo y su hija Zulima, los dos muy ligados a su Virgen quirosana, como tantas otras gentes. Los montañeros de aquellos tiempos, años cuarenta, además de la Santina de Covadonga, teníamos también como Patrona a la Virgen de Alba, una doble protección que de mucho nos sirvió en ascensiones y escaladas. Y obligada cita era entonces para nosotros rendirle gratitud y pleitesía allí, en Alba, el día de su fiesta, a la que uno fue por primera vez el 15 de Agosto de 1941, hace ahora 75 años (gracias, amigo Pedro, por recordármelo), cuando España resurgía de sus propias cenizas después de aquella guerra fratricida. Allí conocimos entonces a dos montañeros mierenses, buenos amigos después, José María Pellanes y Cirino Hevia, excelente persona y hombres de bien. Cita y recuerdo obligados, igualmente, de montañeros ovetenses, del Grupo “Vetusta”, excelentes personas también, como Quintanal, Horacio Rivero, Feleches, Paco Alonso, el jovial Ramonín, Luis Arana, Benedet, el elegante alpinista Luis Pascual y alguno más que no recordamos ahora, pero aquí están como los citados, con todo nuestro afecto y estimación.
La fiesta allerana de la Virgen de Braña, de una gran traición, también, se celebra, en los aledaños del puerto de San Isidro, bueno, en realidad es parte de él. Su diminuta capilla y las próximas cabañas de los vaqueros, como sus pastos y majadas, están situados en el mismo regazo del Pico Torres, cumbre mítica allerana. Muchos son los romeros, y también montañeros, que acuden todos los años a esta típica y tradicional fiesta, que es todo un ejemplo de confraternización y convivencia, tan necesarios en la vida cotidiana y social. Su pueblo más próximo es Felechosa, que fue ayer el más rico e importante del concejo en ganadería , se ha transformado hoy en un importante lugar con una acreditada y famosa hostelería, todo ello, valorado por veraneantes y turistas. Y en lo que se refiere a la nieve, Felechosa, es parada y fonda, obligadas, para cuantos esquiadores van a practicar el blanco deporte a las dos estaciones invernales del paradisiaco puerto de San Isidro, la asturiana y la leonesa. En Felechosa, pues, buen comer, veranear, turistear y, en invierno, hala a San Isidro, a esquiar. Completo. En Aller todo es así. Su medio rural es hermoso, hospitalario, histórico y de una gran diversidad.
15 de agosto, fiesta mariana y montañera en el medio rural asturiano, en el que sus buenas y queridas gentes, ellas y ellos, siguen siendo fieles a sus costumbres y tradiciones por encima de los cambios y avatares sociales y políticos. Ellas y ellos son ejemplares.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo