Guarros

22 de Agosto del 2016 - J. J. J. Suárez González (GIJON)

El Diccionario de la Real Academia Española aplica este término a las personas que no cuidan su aseo personal ni la higiene o limpieza de las cosas que les rodean, pero ¿somos los españoles unos guarros? Veamos:

Hay varios estudios y estadísticas sobre este asunto donde los españoles salimos aparentemente bien parados en comparación con nuestros vecinos europeos, en concreto, y, sobre todo, en cuanto al número de veces que nos bañamos o nos duchamos por semana. Pero yo no creo en absoluto que eso sea un signo inequívoco de que los españoles tienen una mayor preocupación que los alemanes o los británicos por su aseo personal, sino porque no es lo mismo estar a 35 grados centígrados durante varios meses al año en unas cuantas provincias de nuestro país que a 20 grados o poco más. Los extranjeros del norte de los Pirineos que vienen a pasar sus vacaciones en España o los que vienen a vivir en algunas zonas del Mediterráneo también se duchan bastante más de lo que lo hacen o hacían en sus países de origen.

Yo creo, al contrario de lo que se dice, que muchos españoles son bastante guarros, no sólo en su aseo personal, también en la higiene y limpieza de las cosas que les rodean. ¿A quién no le ha advertido su pituitaria cómo canta el sobaquillo del que viaja junto a nosotros en el metro o en el autobús?, ¿quién no ha tenido casi un vómito cuando algunos trabajadores han pasado a su lado? Y no estoy hablando del sudor natural del día a día, que los que tienen que hacer un esfuerzo físico producen, lógicamente, en más abundancia; no, me estoy refiriendo a ese inequívoco olor a rancio del que no se ha lavado en varios días o ha puesto una prenda de vestir varias veces usada y sudada. Pero esto no es nada si entramos al detalle de lo que pasa en los servicios o urinarios. Compresas y salvaslips son tirados a los retretes en vez de depositados en los lugares destinados a ello, provocando frecuentes atascos y muchas veces acabando en el mar, pues los segundos no se degradan fácilmente. Tampoco es costumbre muy extendida en España que los hombres se laven las manos después de orinar, aunque muchos después manipulan alimentos o te dan la mano para saludarte. Por supuesto, muchos no apuntan bien o no parecen saber que existen las cisternas. No hay estadísticas fiables de la frecuencia en cambiar la ropa interior ni de la preocupación por la higiene íntima, pues si los españoles mienten como bellacos cuando les preguntan por su intención de voto, yo no me fiaría, en absoluto, de lo que me digan sobre estos asuntos.

Pero si la higiene personal se puede camuflar con desodorantes, la limpieza del entorno no, y es aquí donde salta a la vista que muchos de nuestros compatriotas son unos auténticos guarros. Dé usted un paseo por nuestras aceras y verá cientos de manchas redondas y negras que ya forman parte del paisaje urbano; fueron chicles en su día, pero en vez de tirarlos a las papeleras liados en su propio envoltorio, fue más fácil tirarlos al suelo. Con las colillas de los cigarrillos pasa exactamente lo mismo; después de apurar la última calada, su destino son nuestras calles. ¿Quién no ha visto cómo quedan las plazas de los pueblos después de las fiestas y de los botellones?, ¿quién no ha visto cómo pescadores deportivos dejan tiradas bolsas, botes de cerveza, cajas de cebo y bolsas de plástico en nuestras costas?, ¿quién no ha visto, en fin, el destino de los neumáticos usados, como los de Seseña?

¿Qué hacen las autoridades para corregir a los puercos? Absolutamente nada. Ni existe educación alguna al respecto (sólo hace falta ver cómo los universitarios dejan el campus tras sus fiestas de fin de curso), ni hay sanciones ejemplarizantes. Y es que aquí hay mucho guarro.

Cartas

Número de cartas: 45948

Número de cartas en Septiembre: 52

Tribunas

Número de tribunas: 2083

Número de tribunas en Septiembre: 5

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador