¿Para qué fueron elegidos?
Que nuestro sistema público de pensiones hace aguas por todas partes se ve desde hace tiempo, sin que, según parece a nuestros gobernantes y políticos en general, les preocupe, en la medida en que sería necesario ir tomando soluciones a tiempo antes de correr el riesgo de que quiebre y sea demasiado tarde.
En este momento, llevamos ocho meses con un Gobierno en funciones fruto de la decisión de los ciudadanos, que, hartos de los pasteleos y prepotencia de los dos partidos mayoritarios del país, ahora los votantes en dos convocatorias consecutivas optamos por fragmentar el voto de tal manera que ponemos a los políticos en la obligación de pactar para tratar de formar Gobierno en coalición. Ellos, por su parte, parece que pasan olímpicamente del resultado de las urnas y siguen en su cerrazón y enfrentamiento ancestral, demostrando con ello que los intereses de la ciudadanía y del país en su conjunto les importan un bledo, y sí, por el contrario, sus intereses de partido y hasta personales.
Tenemos el país en lo económico metido en un agujero de deuda pública por encima ya de un billón de euros, lo que representa el haber superado ya el total del producto interior bruto (PIB), y con unos niveles de paro que se quedan a años luz por debajo de la media de los países de la UE, a la que pertenecemos; con una Seguridad Social a la que da pánico acercarse por no sufrir las consecuencias de sus largas listas de espera; con una asistencia a nuestros mayores propia de un país casi tercermundista; con una enseñanza que produce un fracaso escolar que nadie entiende, con "titulitis" universitaria y, por el contrario, con déficit total en Formación Profesional adaptada a nuestro tiempo, y así todo cuanto a uno se le ocurra tocar. Y resulta que a estos señores que votamos para que supuestamente nos solucionen todos estos problemas, todo lo que se les ocurre durante ya ocho largos meses es seguir jugando al "y tu, más" y al "quítate tú, que quiero ponerme yo", pero sin aportar ideas ni soluciones encaminadas a sacarnos del pozo en que, entre unos y otros, nos han metido. No valen disculpas, en mi opinión, todos son culpables; les sobran soberbia, orgullo y prepotencia, y les faltan humildad, honradez y sentido del deber. Fueron elegidos para servirnos, no para servirse de nosotros.
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