ITALIA SIGUE LLORANDO
El corazón de Italia tembló. En la madrugada del pasado miércoles dos terremotos de magnitud 6,2 y 5,4 definidos por Protección Civil como "seísmos severos", han golpeado la zona en la que confluyen las regiones del Lazio, Umbría y Marcas, en el centro de Italia, provocando hasta hoy 291 muertos, centenares de desparecidos y daños ingentes a pueblos y ciudades más hermosos de la bota de Europa.
La mencionada costa mediterránea, aseguran muchos expertos,
es una pistola cargada de riesgos geológicos con el gatillo limado para que, al menor roce, se dispare la tragedia. Magnitud, intensidad, escala de Richter y de Mercalli modificada o antigua, réplicas, contrarréplicas, epicentro e hipocentro... En sordina se menciona la proximidad de este episodio con el seísmo del 2009 en la población vecina de L'Aquila donde muertos y ruinas han sido aún mayores.
Y para desdramatizar algunos detalles inocentes, aunque sobrecogedores, como el campanario del siglo XIII de Amatrice que permanece intacto. Pero las preguntas siguen siendo, ¿qué se ha hecho en la zona para prevenir los seísmos? ¿se construía mejor en el siglo XIII que en la actualidad? La caída de un meteorito es impredecible, pero el conocimiento de la tectónica de placas actual en el Mediterráneo es, gracias a los geólogos, lo suficientemente preciso como para saber del elevado riesgo sísmico de la zona de los Apeninos.
Mientras se suceden aún las réplicas, bomberos de toda Italia y colaboradores, buscan más supervivientes y el país se vuelca en dar techo y apoyo al millar de personas que se han quedado sin casa.
Sabiendo como se sabe que todo puede volver a repetirse (esta vez no ha tardado más de siete años, lo ocurrido en L'Aquila), se tienen que poner los medios para que nunca más se caigan ni casas ni puentes ni haya más muertos y desaparecidos.
El alcalde de Amatrice, enormemente compungido y consciente de la envergadura de la catástrofe, manifestó: "La mitad de la localidad ya no existe, la gente está bajo los escombros". Lamentable.
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