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Del bikini al burkini

30 de Agosto del 2016 - José Antonio GUTIÉRREZ GLEZ. (Piedras Blancas)

Es curioso las vueltas que da el mundo. Hace años en las playas europeas, en casi todas, se luchaba para que las mujeres pudieran recortarse la longitud de sus bañadores. Incluso se recuerda como una gran conquista la llegada del bikini y, ahora, hay quien habla del burkini como un elemento de libertad de las mujeres.

En Francia hay alcaldes, como el de Cannes, que han prohibido el uso del burkini en las playas de su municipio. Mientras, en la Lérida de nuestra España, en su día se quiso prohibir el uso del velo integral en lugares municipales, pero el Tribunal Supremo anuló la ordenanza alegando que la limitación de la libertad religiosa solo se podía hacer por ley y no por ordenanza municipal. El Supremo, por tanto, abría la puerta a que el Congreso de los Diputados elaborara una ley que regulara esa libertad religiosa sobre la vestimenta que tapa todo el cuerpo de la mujer, excepto los ojos o, en casos muy concretos, la cara.

Sin embargo, hoy en día, las mujeres ya pueden entrar en la mayoría de las iglesias con los hombros descubiertos y con faldas o pantalones cortos por encima de las rodillas. Y eso, en nuestro mundo, hemos convenido en llamarlo evolución y liberación de la mujer. Y decimos liberación porque, en esencia, las mujeres han dejado de ser tratadas como objetos sexuales propiedad de los hombres. No obstante, falta mucho camino por andar, pero estos primeros pasos han sido muy importantes.

En la vecina Francia, uno de los argumentos que se utilizan para prohibir los burkini es la seguridad. Lo dicen los alcaldes escamados por los atentados terroristas cometidos por musulmanes, tarados y extremistas, pero musulmanes al fin y al cabo.

Por ello, el concepto "seguridad" siempre es muy relativo. Uno de los hechos que demuestra esa relatividad es el que recientemente ocurrió en la playa del pueblo corso de Sisco. Resulta que varias mujeres se bañaban en burkini, y un turista hacia fotos (él dijo que de la cala), pero el marido de una de ellas le abucheó porque creía que hacia fotos a su esposa. Un adolescente fotografió la discusión y el marroquí le golpeó. El enredo creció hasta organizarse una turba de más de doscientas personas que quemó coches y a punto estuvo de apalear musulmanes por el mero hecho de serlo.

A raíz del incidente, el ayuntamiento decidió prohibir el burkini en sus playas utilizando los términos ya aprobados por otros consistorios franceses: "no se autoriza el uso de ropa que haga manifestación de forma ostentosa de pertenencia a una creencia religiosa".

Entretanto, en Irán las mujeres se juegan la piel para quitarse el velo, porque el régimen ayatolá las encarcela si no van tapadas; mientras en Turquía, el nuevo dictador Erdogan impone el velo como símbolo del radicalismo religioso y arrincona o depura a las mujeres que no lo llevan. Por contra, las musulmanas modernas europeas hablan del burkini y del velo como símbolos de libertad.

Actualmente, el Consejo de Estado francés viene de anular la prohibición del burkini, aduciendo que la prenda islámica no conlleva "riesgos probados" para el orden público y que su veto atenta contra las libertades fundamentales y ayuda a reducir el acoso contra los musulmanes.

Por tanto, el burkini se puede volver a utilizar sin consecuencias negativas en las diferentes playas francesas aunque, no obstante, la tensión sigue manteniéndose alta.

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