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Cualquier cosa vale

5 de Septiembre del 2016 - María Concepción Díaz-Faes Camblor (Barredos (Laviana))

No es que pretenda desprestigiar en manera alguna el artículo publicado en su reconocido y siempre acogedor diario, el día 1 de agosto del año en curso, titulado "El principal baluarte del machismo es que existen mujeres machistas". No. Sería una osadía por mi parte, pero observo que se analizan los primeros siglos del cristianismo para culpabilizar a la Iglesia, como si la Humanidad hubiese nacido en esa época. En el pueblo hebreo, la mujer ya no contaba y se la lapidaba cuando era sorprendida en adulterio, mientras el hombre, cómplice del mismo, era quien le lanzaba las piedras. Se culpabiliza al monoteísmo, como si dicho problema no existiese ya en las esplendorosas y antiguas civilizaciones griega y, algo menos, en la romana, politeístas, por cierto. Como si este fenómeno no fuese fruto de una evolución muy anterior, cuando los primitivos grupos étnicos dieron su paso de la vida nómada a la vida sedentaria y surgen los medios de producción, donde el hombre se va imponiendo a la mujer, según dicen los estudios antropológicos...

Soy una católica sencilla, sin ninguna preparación especial en estos temas, mas tengo claras algunas cosas: 1) Que Iglesia somos todos los bautizados y cada uno tenemos nuestra parte de responsabilidad, como así intento ejercerla, en la medida de mis posibilidades, y algo queda reflejado en lossacramentosunarealidad-

pendiente.blogspot.comj y en otros medios. 2) Que es importante profundizar en una culpabilidad tan seria, como si la Iglesia no fuese parte del mundo en que vive y, por tanto, sufriese su influencia. Claro que tiene sus luces y sus sombras, como toda institución humana, y, si no, una mirada a nuestro entorno. Jesús de Nazaret hizo su primera aparición de resucitado a una mujer; una mujer fue su primera "enviada" a los apóstoles para llevarles dicho mensaje; fue una adúltera acusada y lista para ser lapidada a quien dijo: "Mujer, ¿nadie te ha condenado?, pues yo tampoco te condeno, vete y no peques más". Y esto, después de decir a los que tenían la piedra en su mano para arrojar: "El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra". Pero todos desaparecieron... ¿De qué estamos hablando? 3) Por supuesto que los siglos aludidos, II y III, reciben ya la influencia, además de otras, de Santiago, San Pedro, San Juan y, especialmente, de San Pablo, que, por razones históricas, vive plenamente la civilización helena y la filosofía en ella dominante, que dejaron mucha huella en el cristianismo. No obstante, su intencionalidad en alguna referencia a la mujer en alguna de sus cartas tiene otra intencionalidad, según otros estudiosos nada interesados.

El sentido de la moral hoy ha cambiado mucho, tanto en la aceptación de la misma por la persona, como en su planteamiento por la Iglesia; no obstante, su tradición ha estado siempre basada en la ley natural y posiblemente su resistencia al cambio tiene igualmente una lejana influencia de la filosofía griega, como indican autores, nada sospechosos de fundamentalistas. Y hoy, la moral católica, "va descubriendo su identidad evangélica", expone el P. Jesús Espeja O.P. en su obra "Lo divino en la experiencia humana", sobre la condición moral. 4) Es cierto que pasar a ser la religión oficial le trajo con el tiempo a la Iglesia más desventajas que beneficios, nada fáciles de erradicar. Las persecuciones, un cristianismo incipiente que comienza a institucionalizarse con una desorientación interna y otras influencias de todos conocidas no debieron favorecer demasiado la situación. Pero tampoco podemos negar los esfuerzos que está haciendo, en todos los órdenes, como ninguna institución, aunque en verdad le falta llegar a la praxis, en lo tocante a la mujer. No lo veré, pero estoy segura de que llegará, y pronto. 5) Mas también me pregunto: ¿quién está haciendo algo más por la igualdad de la mujer? En este país se han invertido y se invierten muchos millones de todos los españoles por esta causa, pero ¿adónde van? Y ¿cuál es el resultado? "El que tenga ojos, que vea". 6) Se habla de la educación. Los padres tienen el derecho de educar y de tener los medios educativos a su alcance para lo que deseen en favor de sus hijos y, en este caso, me refiero a la fe. Sin embargo, desafortunadamente no es así, pues cada vez más se encuentra en los centros educativos un "adoctrinamiento" no deseado por muchos; incluso en alguna comunidad autónoma, por ley, a cumplir el próximo curso obligatoriamente, hasta para los centros privados; y me pregunto: ¿está dando mejores resultados este adoctrinamiento?, ¿de dónde tiene facultades el Estado para "adoctrinar" a los alumnos contra la voluntad de sus padres? El Estado es aconfesional, no laico, o sea, que debe acoger toda confesión, con un número representativo de alumnos, que justifique el profesorado pertinente. Pero a este nivel, cada vez se experimenta más la falta de libertad. ¿Podremos ser algún día un país donde vivamos respetándonos en la diversidad, en camino hacia la fraternidad?

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