La Vuelta
La serpiente multicolor de la Vuelta Ciclista a España, con todo su colorido, formado por coches y más coches, furgones, periodistas de paquete en las motos, cámaras y más cámaras, montones de ciclistas, mostrándonos su gran esfuerzo, ataviados con sus maillots, de miles de colores y, cómo no, la imagen de las grandes motos, con las luces de emergencia de la Guardia Civil, se ha paseado durante tres días por nuestra bellísima región, dejando miles de fotos para los aficionados y también para los que se acercaron en algún momento para disfrutar del evento y, cómo no, la subida a Covadonga, bellísima etapa y un marco incomparable, que ya quisieran tener algunas regiones o países, la belleza incomparable de nuestra región y el sitio de Covadonga.
No soy un gran aficionado, pero he tenido la suerte de poder disfrutar de su paso, junto a mis pies, de una de las etapas. Todo lo descrito de esa serpiente consigue que mis ojos se abran con tanto colorido y empiece a disfrutar de su paso por delante de mí, los aplausos se funden con el ruido de los vehículos, las luces azules de los motoristas de Tráfico dan el máximo colorido a todo ello, hasta que, de pronto, una de estas motos, bruscamente, se detiene a mi lado. Sorprendido veo cómo el joven motorista de la Guardia Civil, con un par de rollos de cinta, para delimitar zonas de la calzada, sale corriendo y empieza a colocar cintas y más cintas en un pequeño tramo de la calle. Al pasar a mi lado, para recoger su moto, puedo apreciar las gotas de sudor que resbalan por su cara, bajo su casco; seguidamente, se sube a su moto, abre gas y se aleja a toda velocidad. La verdad es que me quedo petrificado ante esta escena, no por la habilidad y el buen hacer del motorista, sino por el trabajo que tiene que realizar, aparte del que ya realiza habitualmente. No puedo comprender cómo se pueden destinar estos efectivos para estos menesteres, cómo la organización de la Vuelta ha conseguido esto y cómo la Dirección de la Guardia Civil lo ha permitido. La labor del cuerpo de Tráfico, aunque algunas veces nos den algún "regalito", merecido casi siempre, para mí es un cuerpo del Estado que merece todo mi respeto y gran admiración por su buena labor y no para utilizarlo en otros menesteres.
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