Cuando las barbas de los griegos veas pelar...
LA NUEVA ESPAÑA del pasado 2 de septiembre publicaba una nota informativa referida al sistema de pensiones público en Grecia según la cual los jubilados griegos afrontan nuevos recortes en sus pensiones, estando fijado el importe de la pensión media del país en 665 euros, y una reducción media de un 30 por ciento desde que empezó la crisis. Si a eso sumamos la subida que lógicamente les habría correspondido aplicar a sus pensiones cada año, de haber ido todo dentro de la normalidad debemos entender que la pérdida del valor de las pensiones no es de ese 30 por ciento que se anuncia, sino mucho mayor, teniendo en cuenta la inflación acumulada.
En ese país, como en tantos otros, y también en el nuestro, hace años que los ciudadanos, según parece, dejaron de confiar en los partidos de viejo cuño y empezaron a creer en las promesas de nuevos predicadores de la política, y acabaron por votar a quienes les prometían acabar con los despilfarros, las corruptelas y todo cuanto supuestamente les estaba llevando a la ruina del país. Votaron a unos señores que prometían la luna y todo cuanto pudiesen encontrar en ella, pero olvidándose de que hacía un buen número de años que se habían incorporado como miembros de pleno derecho a un club de países que se denomina Unión Europea (UE) y que durante años les facilitó el acceso y disfrute de un sinfín de ayudas en forma de fondos de todo tipo y que, según parece, sus gobernantes, debiendo creer que eso era una especie de maná que no se iba a agotar nunca, parece ser que malgastaron o despilfarraron; y el país, lejos de crecer y mejorar económicamente, por el contrario se endeudó de tal manera que ya no podía hacer frente a las obligaciones contraídas con sus ciudadanos de mantener un Estado de bienestar aceptable. Quienes con falsas promesas, según mi opinión, propias de demagogos y charlatanes pico de oro, llegaron al poder, cuando presentaron en Bruselas su programa de gobierno, se encontraron con el rechazo total de la UE y tuvieron que volver a su país a decirle a la gente que nada de lo prometido, y sí, por el contrario, que lo que procedía era: el corralito bancario, recorte de pensiones, reducción de sueldo a los funcionarios y todo un rosario de calamidades no deseadas; lo que equivaldría a decir que hicieron un pan como unas hostias, y que lejos de avanzar con el tirón que pretendían dar, acabaron en un pozo del que difícilmente puedan volver a salir.
Dado que por estos lares nuestros se está pretendiendo por parte de algunos guisar menús parecidos, creo que, teniendo en cuenta la mala experiencia vivida por los griegos, debemos estar muy atentos a lo que pasa y se guisa en nuestra cocina política, no sea que, pretendiendo mejorar el mal menú que tenemos, nos lo acaben chamuscando.
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