La máquina
Cuando nos sentamos a pensar, o oímos la palabra máquina, o las máquinas, todos dirigimos nuestros pensamientos e imágenes del subconsciente, a aparatos grandes y también pequeños, de mil formas, y materiales diferentes, pero casi siempre pensamos, en una gran máquina de metal, no sé el motivo, pero la verdad es que la mejor maquina del mundo que existe todos la poseemos; ¿No os lo creéis? La mejor maquina que existe es el cuerpo humano, pero sobre todo, el cuerpo de una mujer, digo esto, pues con una insignificante semilla dentro de su cuerpo, puede crear una nueva vida.
Piernas, brazos, órganos y todo el cuerpo en general nos avisa de sobrecargas, de esfuerzos, innecesarios, de falta de sustancias, para su buen funcionamiento, de la necesidad de poner en marcha, los músculos, los tendones, huesos y demás partes para que sus engranajes no queden atrofiados, por el desuso o por el funcionamiento indebido. Pero lo que me sorprende cada día mas, es que dentro de esa perfecta maquina, se esconde , una maquina aun mejor y mas increíble, es el cerebro humano; el cual transmite todas las ordenes, a cada parte de nuestro cuerpo, ordenes directas, como coger un libro un bolígrafo y ordenes indirectas como el respirar, reordena dentro de sí, lo que nuestros sentidos, vista, oído, olfato y otros muchos, van percibiendo, lo descomponen, lo estudia, lo clasifica y lo guarda para una nueva utilización. Pero que duro y difícil es, cuando esta máquina llamada cerebro, por si mismo decide solo e independiente por donde debe de ir, parece increíble ¿ verdad?, pues es así; el, te puede ejercer un miedo atroz donde no hay nada que temer, te infunde sospechas de algo, inexistente, te crea fobias, penas y angustias, soledad, que al final te suelen hacer mucho daño, gentes que no pueden estar en lugares cerrados, o con mucha gente, gentes llenas de tristeza de dudas , de pánicos. ¡Maldita maquina! Qué triste es, cuando tu le dices a tu cerebro, que no piense en esas cosas, que no tiene que tener miedo de nada, y el, decide seguir con sus pensamientos, con sus delirios, hundiéndote, cada día más, física y anímicamente en lo más profundo de la penumbra. Máquina, máquina, maldita máquina.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo