El balón de Pedro Sánchez
Seguramente alguna vez todos habremos vivido en el patio del colegio en el que estudiábamos esa escena en la que no se ha podido jugar un partidillo porque el dueño de la pelota quería imponer sus condiciones particulares, salvo pena de no dejar jugar con su balón.
Este personaje es todo un clásico de nuestros infantiles años de escuela y se repite en la madurez y en otras muy distintas circunstancias. En aquellos tiempos infantiles, uno aprendía que un balón, o mejor su propiedad, en manos equivocadas, no sólo suspendía una de aquellas gloriosas pachanguillas de la corta edad, sino que anulaba y menoscababa ese espíritu que tiene una actividad deportiva, aunque sólo fuera a nivel de patio en el recreo de la clase.
Pues bien, Pedro Sánchez parece tener esa pelota en propiedad, y con su no, no y no, no sólo no deja jugar a Mariano Rajoy, que es el rival al que más inquina personal le tiene, sino que el partido de la democracia no es posible. Y la democracia no es un juego, aunque pudiera parecérselo a muchos que no entienden de otra forma la política que, en buena lógica, debe ser para bienestar de todos, y, en definitiva, para el crecimiento positivo como ciudadanos.
Éste es el valor del balón de Pedro Sánchez, sólo el del balón, no de la pertenencia. Es aquí donde radica la negativa cuestión. No se puede valer menos que dicha pelota y pretender imponerse ejerciendo el predominio de su propiedad.
Mas la democracia no es un concepto puro en su práctica, como no lo eran aquellas normas de juego de nuestra infancia, sino que la democracia, los juegos y todo en la vida deben estar hechos por personas formadas y sensatas, aunque a veces la buena estrella hace que unos tengan pelota y otros no.
Sencillamente por eso no se le puede quitar a nadie el balón para jugar el partido, porque ciertamente no sería democrático, pero tampoco es democrático no dejar participar en el juego al conjunto de los ciudadanos.
Para finalizar, en este caso concreto, estoy totalmente seguro de que sin balón no habría Sánchez.
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