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Un oso en la Senda del Oso

10 de Septiembre del 2016 - José Viñas García (Oviedo)

Dicen los animalistas que es normal, que es su entorno natural.

Con el oso pasará, si no, al tiempo, como con los jabalíes y lobos, que mientras fastidiaban a los ganaderos y agricultores, a las gentes de los pueblos, que les den, pero cuando a estas bestias les dio por pisar suelo de ciudad, ya están sentenciados. Lo que era defensa del ecosistema se convierte en un problema de cuidado, les destrozan los parques de pasear el perrito a estos animalistas. Somos así, incapaces de aplicar criterios razonables, sólo nuestros intereses.

Ahora hay que dar batidas para acabar con la demasía de esos bichos, cuando desde años vienen pidiendo soluciones las gentes de los pueblos. Era que les interesaba que esas alimañas se comieran sus animales domésticos y destrozaran sus pastos y huertos, por la indemnización. Pues por la misma, dejen que campen por la ciudad y pidan daños y perjuicios a la Administración.

El hábitat de Asturias no reúne las condiciones mínimas para mantener tres especies de animales salvajes de la capacidad de reproducción y de causar daños y molestias como osos, lobos y jabalíes. Los montes están cerca de poblaciones y animales domésticos, la proliferación de estas bestias está ¡ya! teniendo repercusión en la economía, tranquilidad y seguridad de muchas familias que viven de ese mismo entorno, donde ven cómo, incluso doblando la vigilancia, sus animales domésticos son devorados y sus prados y huertos destrozados. Ahora añadiríamos un tercer y preocupante dato: aumentan los accidentes en nuestras carreteras por la invasión de estos animales salvajes, y esos animalistas defensores debieran hacerse cargo de los daños y perjuicios, no la Administración, con mis impuestos, salvo que sea cómplice, como lo es actualmente.

Ahora sí tomarán cartas en el asunto, les estropean sus parques y no los quieren merodeando cerca de sus portales. ¡Es muy simpático, animalistas de pacotilla! Si han de defender a estos animales, háganlo con más énfasis si les tienen cerca. Pero ¡no!, ustedes los quieren cerca, pero cerca de los demás, ustedes ¡lejos!, a vista de prismáticos, donde acuden con sus retoños, de domingueros.

Ese oso en la Ruta del Oso, en vez de una buena noticia, si tuvieran un poco de responsabilidad, verían que a plena luz del día ese bicho paseando por donde pueden hacerlo familias enteras con niños es de un peligro cercano. ¿Qué debiera hacer alguien que en ese túnel se encuentra de cara con ese enorme animal? ¿Huir, sentarse, contemplarle, acariciarle o dejarse comer? Creo que si se acercan tanto al ser humano es porque no le temen, como los lobos, con lo cual, ustedes, sus defensores, cuando ocurra una desgracia, tendrán que asumir la responsabilidad de querer hacernos ver que en Asturias pueden convivir familias con ese tipo de bestias salvajes. Por la misma podrían traer mañana leones, tigres o cocodrilos y soltarlos en el Campo San Francisco o el paque de Isabel La Católica.

Creo que la Administración central se deja llevar por estos animalistas de nuevo cuño. Asturias no puede albergar manadas de lobos sin control, osos y jabalíes a repartir. Alguien debe poner control a este despropósito.

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