¿Con cuántos deméritos cuenta usted?
Unos minutos después, casualidades tiene la vida, de la frustrada investidura de Mariano Rajoy en su segundo intento, se conocía la noticia de que el exministro Soria iba a ser nombrado uno de los directores ejecutivos del Banco Mundial.
Aquel ministro, que hasta segundos antes de salir definitivamente por la puerta falsa de su ministerio de Industria seguía mintiendo de manera compulsiva y negaba ante las cámaras de televisión cualquier implicación personal con los Papeles de Panamá, se va a embolsar, un mes sí y otro también, más de veinte mil euros y alguna otra prebenda de regalo que tienen estos puestos de confianza (o de desconfianza), según se mire.
¿Cómo se puede entender que cargos públicos de tanta importancia, un ministerio lo es, que han tenido que salir con sonrojo por la puerta de atrás y la crítica general de la ciudadanía, sean premiados pocos meses después con otros puestos de muy alta remuneración y responsabilidad?
!País!, que diría Forges.
Y es verdad, no somos un país normal. En cualquier otro sitio de Europa, con cierta credibilidad democrática, sería inimaginable una situación similar. Pero España es diferente.
A Federico Trillo también lo premiaron con una embajada en Londres por mentir descaradamente cuando unos cuantos militares españoles hacían el último viaje de su vida en unos aviones de mentira, lo raro es que volaran, contratados por el propio ministro en un desguace ucraniano. Trillo se empeñó en que aquellos aviones de cartón piedra parecieran de verdad y por eso le otorgaron la embajada en la capital británica.
A otro que le tocó la lotería sin jugar un céntimo fué a Juan Ignacio Wert, cuyo único mérito consistió en menear la coctelera de la Educación en España y prepararnos un cóctel insípido e indigerible, con demasiados componentes privatizadores y clasistas y un alto coste económico para la mayoría menos pudiente. Por su insistencia contumaz en confeccionar un sistema educativo intencionadamente ultraliberal le regalaron desde el Gobierno una vida de turista clase business en la capital de Francia. Allí estaba su mujer trabajando y la distancia (ya lo dice la canción) es el olvido, y él, recién casado, quería disfrutar su luna de miel en París como un verdadero enamorado.
Viendo estos ejemplos tan poco ejemplares y otros muchos que podríamos citar, no busque en su curriculum méritos ni virtudes, aprenda a bucear en los rincones más oscuros de su particular biografía y atesore la mentira, la mediocridad, el seguidismo al jefe de turno y la corrupción, más loable cuanto más cercana, y tendrá su porvenir casi asegurado. Posiblemente le pregunten con cuántos deméritos cuenta usted para optar a uno de estos puestos de privilegio.
Mientras todo esto sucede cada día, el gobierno del Partido Popular se despepita hablando de lo mucho que ha hecho por erradicar la corrupción y trabajar con transparencia por una sociedad mejor. Y como si se tratase de una carga de la Caballería, cada uno de sus dirigentes, todos a una, repiten machaconamente el estribillo una y mil veces en todos los medios de comunicación, cada día, todos los días, hasta el hartazgo.
Pero aunque las palabras se las lleva el viento y los hechos desmienten contundentemente estas campañas publicitarias, lo malo es que hay muchísima gente que finalmente termina creyéndoselo.
Cuando acabo de terminar esta carta salta la noticia de que el señor Soria toma la decisión personal de renunciar al cargo propuesto en el Banco Mundial.
¿Nos dirán alguna vez desde el principio la verdad, sin tapujos, sin trampas, sin dobleces? "La decisión personal", en roman paladino, no quiere decir más que el cabreo de algunos dirigentes del Partido Popular ha sido monumental y Rajoy ha visto las orejas al lobo en un momento delicado para él y para su Partido, dadas las circunstancias.
Un concurso que de tal no tenía nada más que el nombre (podía se también un concurso de disfraces) y que claramente era una designación a dedo para pagar determinadas actitudes serviles. Una chapuza en toda regla, como tantas otras a las que nos tienen acostumbrados, y que obligados por la situación política de España no les ha quedado más remedio que poner la marcha atrás, pero que no cambia para nada la esencia de las cosas porque siguen gobernando este país como si de su particular gran Cortijo se tratara.
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