Poner nombres en Langreo
Al hilo de la página que hace unos días dedicaba este diario al cambio de nombre de la estación de Sama (Sama-Los Llerones) con un montón de calificativos como absurda, despropósito, equívoca, incongruente, etcétera, queremos decir que el asunto no debiera de extrañarnos demasiado, puesto que lo de poner nombres incoherentes, sin ton ni son, o despreocuparse de ellos si los ponen otros parece algo innato de las corporaciones langreanas. Veamos algunos ejemplos, intentando resumirlos lo más posible por esto del espacio de esta sección.
Polígono industrial de La Moral. Un polígono que de La Moral no tiene nada. Veamos: se empieza a urbanizar en El Campanal (frente a la que fuera mina Rufina de El Campanal), va creciendo hacia Respineo y posteriormente por Vega hasta llegar a Lláscaras. ¿Dónde está La Moral? Resulta que después de El Campanal en dirección a Tuilla hay como unos doscientos metros de arboleda y prado para luego llegar a La Hueria y después del pueblo de La Hueria es cuando llegamos a La Moral. Está claro que de La Moral este polígono no tiene nada.
Centro ocupacional o de apoyo a la integración de Pando. Otro error tremendo. Resulta que este centro está en Vega, no en Pando, que sus primeras dependencias están construidas o reformadas sobre lo que eran las escuelas de Vega, donación al Ayuntamiento de la familia Cañal (en la fachada se podía leer "Fundación Cañal. Escuelas Unitarias. Vega 1933"). ¿Qué dirá la familia Cañal de este desaguisado? ¿Alguien se imagina que la escuela de Barros, por ejemplo, se reformase, se haga una biblioteca, y al reinaugurarla se ponga de nombre Biblioteca Municipal de Riaño? Disparate total, ¿no? Pues eso es lo que ocurre en el estupendo centro ocupacional.
Parada del autobús Sama-Tuilla en Vega. Esta parada tiene una columna panel indicativa con el nombre de Candín. ¿Candín? Vamos a ver, Candín es sólo el nombre que hace cuatro días a Hunosa se le ocurrió poner a lo que fuera toda su vida Pozo San Enrique, y más conocido como Pozo Lláscaras por su ubicación, pozo que, además, está al otro lado de la vía del tren y del río. Lo más curioso y para más inri es la coincidencia de que este panel del bus está casi pegado a la placa que denomina al barrio colocada por el Ayuntamiento, donde pone Vega de Abajo. ¿Nos reímos?
Letreros de Langreo. Al final de la avenida de Gijón, al final de Pando, hay un cartel barrado que pone Langreo, lo que indica que termina Langreo (al otro lado de la carretera hay otro en sentido contrario como que llegas a Langreo). Los que conozcan el concejo ya se suponen que lo que se indica acaba es Langreo-ciudad, pero a los forasteros, a los que no conocen mucho los lugares, les sirve de error grande. Tenemos la experiencia de que viniendo a La Nava a dar una charla, los invitados, al encontrarse con este cartel y saber que La Nava es de Langreo, entendieron que lo habían dejado atrás. Dieron la vuelta y de nuevo en La Felguera preguntaron y les orientaron, dando la vuelta y llegando a la cita con media hora de retraso. Pero resulta que hay colocados por el municipio unos carteles azules, a veces en cualquier sitio, que sí ponen "Langreo ciudad". Si hablamos de que esos carteles indican que llegamos o salimos de Langreo ciudad, ¿tanto cuesta sustituir los confusos por los que deberían ser?
Aquí lo dejamos, pero seguro que habrá algunos más, y no estaría mal revisar y poner en orden estas cosas que descalifican a los causantes de estos errores, y por ello esperamos que alguno de nuestros 21 ediles lea estas líneas y tome nota.
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