Las listas de espera y el coste en bajas laborales
Cuando a los políticos responsables de la sanidad pública se les plantea el problema que a los usuarios de la Seguridad Social nos provocan las odiadas y nefastas listas de espera, tanto en especialidades como en cirugía, suelen decir más o menos que no es para tanto y que gozamos de uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, y con ello te despachan y se quedan tan panchos.
Cualquiera al que le surja una dolencia que no pueda solucionarle el médico de familia podrá comprobar en qué especie de carrera de obstáculos empieza a participar. Quien suscribe lleva unos tres meses padeciendo una lumbalgia que le produce pinzamiento del nervio ciático y dolor constante en toda una pierna. Después de estos tres meses medicándose con antiinflamatorios tanto orales como inyectables y también analgésicos, y visto que el paciente no mejora, ahora le desvían a traumatología para valoración, pero le dan cita para el 21 de diciembre de este año, es decir, tres meses de espera.
Suponiendo que el traumatólogo opte por pedir un TAC o una resonancia, es de suponer que la espera volverá a ser de meses. Entre tanto, el paciente seguirá padeciendo su dolencia y atiborrándose de medicamentos que de nada le sirven. Se trata de un jubilado y, por tanto, no está en baja laboral, pero si se tratara de una persona en activo, seguramente estaría de baja laboral por incapacidad temporal meses y más meses, costando a la empresa y a la Seguridad Social un pastón, y todo por unas políticas, en mi opinión, totalmente erróneas, pues todo lo que no quieren gastar en contratar personal y en equipamiento lo gastan, y con creces, en pagar bajas laborales, pero con el perjuicio añadido que ocasionan al paciente, que es, en definitiva, quien paga las consecuencias de tanto error.
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