Covadonga y otras historias
El pasado 8 de septiembre rendí visita a Covadonga; se contempla un paisaje en todo su esplendor y desaparece la preocupación política que sufrimos. Se trata de una visita anual obligada, la festividad de Nuestra Señora de Covadonga, patrona de Asturias, no es una cuestión exclusiva de los lugareños, se extiende a todos los asturianos y a otras comunidades. La devoción y la fiesta son las dos razones para que en este día se den cita en la basílica escenario de la liturgia peregrinos llegados desde todos los rincones para asistir a la solemne misa y la procesión que condujo a la Virgen hasta la santa cueva. Ya finalizados los actos, la visita a la colegiata de San Fernando, construida a mediados del siglo XVII, en el lugar en el que había ocupado el viejo convento, guarda en su claustro excavado en la roca dos arcosolios románicos, el más antiguo resto conservado; vemos tres escudos de madera policromada con ornamentos barrocos y sepulcros románicos en el claustro. La escalera de la promesa, que extiende sus 101 peldaños hasta el altar mayor de España; la cueva de la Señora, donde llega el túnel que parte de la explanada de la basílica, en el que se encuentra el cruceiro de piedra que da vista a la cruz de Priena, mole de 722 metros de altitud, que se yergue frente al santuario, allí rematamos el recorrido, siendo obligatorio comprar un recuerdo para llevar de nuestra visita al real sitio y entramos en la nueva tienda de los soportales de la casa de los canónigos. Es difícil tratar de que uno no se ofenda con lo que allí ve, algo que disgustaría y crisparía al mismo Papa Francisco –que ya es decir–, y es que uno se queda sin argumentos y con la boca abierta con lo que allí se ofrece al visitante; vemos entre las velas una serie de productos asturianos, conservas alimenticias, camisetas y sidra, lo que no debe llenarnos de orgullo sano por ser asturianos. Ofrecer estos productos en los soportales de la casa de los canónigos, en los puestos del Repelao, ya no resultaría tan chocante, pero al lado de la basílica creo que no se estuvo fino con la inclusión de estos productos en la nueva tienda; es de esperar que se esté a la altura de las circunstancias que les sugiere y mantener el prestigio, Covadonga debe seguir la estela de santuario mariano y cultivar ese grandiosismo y su modo concreto en el modelo. Con cada acción que realicemos, para no terminar siendo como Carrefour, donde tienes de todo... Está en sus manos.
Benigno Martínez-Fuego
Marcenado, Siero
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