Pedro Sánchez, ególatra equilibrista
Hace falta estudiar mucha historia antigua para llegar a comprender cómo, en el devenir de la misma, aquellos, a los que les gustaba autodefinirse como políticos del cambio, políticos del futuro, políticos de la igualdad, políticos de pureza virginal, destrozaron, no sólo su propio partido, sino la convivencia equilibrada y equidistante de un país.
Creerse regenerador, gestor suma cum laude, paradigma, modelo, patrón es el sueño de los impotentes.
Creerse administrador general del bien y del mal cuando no se ha gestionado ni las cuentas de una comunidad de vecinos, es tomar por imbéciles a todos los que hemos vivido cobrando el madrugón a mil euros y eso en los años de bonanza.
¡Basta ya! Señor Pedro Sánchez y camarilla de esperanzados recolectores de ubicaciones político-laborales sustanciosas.
¿Saben ustedes como se presenta un proyecto en cualquier oficina de urbanismo?... con detalles, muchísimos detalles muchos cálculos muchísimos cálculos
¿Dónde están los suyos?... A lo mejor es que son profetas milagreros, avanzadilla de la súper inteligencia on line.
¿De qué limpieza étnica nos hablan, señor don Pedro Sánchez?
¿Sabe usted cuánto dinero está costando a los españoles su postureo ególatra?
Usted, ustedes, que tanto han ensalzado la pureza moral, incorrupta, de su partido, ¿pueden decir a todos los españoles cómo miles y miles de trabajadores, de todas los colores y de todas las provincias, se las arreglaban para firmar contratos de formación sin pluma y sin conocimiento?... ¿cómo podían trabajar en sus pueblos y, al mismo tiempo, ubicarse todos los días en Andalucía, en las aulas de formación laboral continua? Los profesores, los cobradores, los beneficiarios de la caja ¿quiénes eran?... ¿Eran los del Partido Popular?
Señor don Pedro Sánchez, regeneración, sí, pero, por favor, usted y su corte de aduladores vayan hacia donde miran y miren hacia dónde van
¡Sean honrados! y, sobre todo, no jueguen con sus postureos con la vida y el futurode los españoles.
Los que hemos pasado hambre y hemos conocido cómo las chepas crecían, día a día, recogiendo carbón y leña para calentarse los que hemos conocido los cuadernos ficheros de deudas pobres los que hemos llorado de noche para que ningún niño creciera sin ilusión todos todos le pedimos que aprenda a no ser ególatra.
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