Estaba cantado
Después del frustrado intento de Mariano Rajoy de ser investido por el Parlamento como presidente del Gobierno, era casi una idea común que había que esperar a la celebración de las autonómicas vascas y gallegas para desbloquear la situación política en la que se encuentra España.
Pues bien, las elecciones citadas ya han hablado y la principal conclusión es que el PSOE ha sufrido una auténtica debacle en unos comicios cuya importancia y alcance nacional conocían muy bien los electores. Ante esta situación, el secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, debe realizar una profunda reflexión y admitir su responsabilidad, que no es poca.
Primeramente, debe comprender que, con estos resultados, es un auténtico suicidio para los socialistas ir a unas terceras elecciones generales y que la única opción viable que le queda -si admitimos que el intento de formar un Gobierno con Podemos es casi imposible- es facilitar con la abstención la creación de un Gobierno y quedarse en la oposición, lo cual permitiría ganar tiempo para, con la relativa tranquilidad que da la oposición, volver a construir un proyecto y un liderazgo que sean una verdadera alternativa en España.
En el PSOE no ha habido brindis con ribeiro ni con chacolí. No había nada que festejar. En todo caso, calimocho peleón como quitapenas de una noche que certifica la deriva socialista y que el secretario general suma a su currículum de derrotas. Las urnas le son esquivas.
Con Sánchez al frente, el PSOE circula haciendo eses entre ellas con una visión cada vez más borrosa con la que sólo acierta a atisbarlas cada vez más difuminadas, como algo que se aleja.
Desde que accedió al cargo el jefe del socialismo español, sólo una vez ha paladeado Sánchez la victoria. Y por delegación. No fue él quien acumuló los votos. Fue Susana Díaz, la candidata de su partido a la Presidencia de la Junta, la que ganó la carrera. La misma que, junto a otros barones territoriales, ya ha apretado el botón de alerta máxima que sonará en el comité federal del próximo sábado.
El resacón socialista del 25-S viene acompañado de sudor frío, taquicardias y temblores. Es la cruda realidad que marcan las urnas, muy lejana de ese "optimismo moderado" con que algunos miembros de la dirección federal se inyectaron ánimo en vena para afrontar los primeros instantes después del cierre de los colegios electorales
Creemos que los resultados de las elecciones autonómicas de Galicia y el País Vasco, de momento, permiten la opción de que se eviten las terceras elecciones en España el próximo mes de diciembre. A no ser que los demás partidos se quieran arriesgar a que el PP gane con mayoría absoluta. Pues en la noche del pasado domingo se oyeron pasar muchísimas gaviotas.
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