Uno para todos y todos para uno
¿Qué alcance tiene la llamada "plurinacionalidad" del Estado español? Pues la existencia de regímenes jurídicos federados diversos en un retorno al antiguo régimen feudal absolutista regido por la sangre y la pertenencia de por vida a un exiguo y limitante territorio. El Estado-nación constitucional español se compone hoy prácticamente de 17 miniestados con sus correspondientes instituciones y administraciones. Somos uno de los países más descentralizados del mundo, junto a Canadá o Australia. El centralismo, visto como autoritarismo alejado del conocimiento y necesidades de los territorios concretos individualizados que componen un Estado-nación, no me parece muy democrático y representativo, pero la fragmentación y división de un Estado instigadas por élites autonómicas desleales y aprovechadas, que son capaces de crear ambientes de aversión a lo común ciudadano, es entrar en un callejón sin salida matonesco. No porque la cañí y bravucona "España eterna" sea un tótem idolátrico al que se le deba todo tipo de sacrificios y pleitesías, sino por lo que entraña de empobrecimiento en todos los aspectos, incluyendo la economía, el bienestar, la convivencia pluralista y la propia continuidad de la nación constitucional española, tal como la entendemos y sentimos en su unidad diversa. Los nacionalistas fragmentadores han hecho de resentimientos y paroxismos de "pueblos" y caracteres regionales su negocio separatista, pero es que el nacionalismo español, en parte, sigue siendo muy rancio, endiosado y nostálgico, identificado, además, con imaginarios totalmente alejados del pensamiento ilustrado y la democracia social. España es poliédrica y diversa regionalmente, incluyéndonos a los asturianos, que somos el conjunto de ciudadanos libres e iguales habitantes de esta comunidad autónoma histórica, pero lo que es notorio es que algunos quieren ser más que otros en el desigual reparto, basándose en mistificaciones y capacidad chantajista de presión. Ahí Asturias, nuestra pequeña "patria querida", tiene toda las de perder, siendo uno de los territorios españoles más dependientes de la caja común y tras haber perdido tantas posiciones como economía regional. Somos asturianos y españoles cívicos no tan "intransitivos", pero también una forma de ser y estar que corre el riesgo de quedar totalmente descolgada y excluida en la cuadratura del círculo de la "España plurinacional".
José Luis López Tamargo
Oviedo
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