Éramos pocos y parió la abuela
Aunque mejor dicho deberíamos decir parió Susana. No tengo por costumbre de meterme donde nadie me llama y más aún cuando de lo que se trata es de la última camada del PSOE ni soy militante de ese partido ni tan siquiera votante pero es verdad que es difícil mantenerse al margen del vaudeville que nos están proporcionando los dirigentes socialistas, tanto por parte de los elefantes del socialismo como por parte los elefantitos.
Podríamos pensar que estamos en presencia de un tsunami político como muchos comentaristas pretenden o que estamos presenciando una guerra entre dos posiciones fundamentales y determinantes para la defensa de los intereses de las trabajadoras y trabajadores de este país, en realidad lo que estamos presenciando es un espectáculo de ilusionista, y los socialistas españoles no son los primeros que recurren a tal artimaña, para escamotear la ausencia de análisis y autocritica que nos explicaría por qué el PSOE ha estado perdiendo electores desde la última vez que han gobernado.
De hecho basta con escucharlos. ¿Alguno de los dos campos está proponiendo de abrogar las dos reformas laborales que dejaron exangües a las trabajadoras y trabajadores a lo largo de estos últimos años? ¿Alguno de los dos campos está proponiendo prohibir despidos por parte de las empresas que acumulan beneficios? ¿Alguno de los dos campos está proponiendo de volver al estado de bienestar obligando a los evasores fiscales a devolver todo el dinero que deben? ¿Obligando a todas las multinacionales, ya sean españolas o extranjeras a pagar los impuestos que deben? ¿Alguno de los dos campos está proponiendo que los bancos que deben dinero al Estado lo devuelvan so pena de ser nacionalizados?
En ninguna de las declaraciones hechas públicamente estos últimos días he oído hablar de eso. He oído hablar mucho de estatutos, de gestora, de abstención, de la necesidad de comportarse como verdaderos hombres de Estado responsables de lo que algunos elefantes socialistas se enorgullecen y que algunos de los elefantitos quieren ser, ¿responsables hacia quién?
Aquí quiero hacer un inciso para explicar lo que en este contexto Hombre de Estado Responsable quiere decir. Hombre de Estado responsable en tales circunstancias es sinónimo de Vasallo de la Burguesía, de lo que el abuelo elefante Felipe se enorgullece con satisfacción, gozando de la cola de periodistas tras él, como en los viejos tiempos y como toda recién casada sonriendo de felicidad.
Como he dicho al comienzo, nunca he militado en ese partido y nunca lo he votado, pero aquellos que como yo han pasado cuarenta, cuarenta y cinco años trabajando al pie de un banco, serrando, limando, ajustando, no pueden poner su suerte entre las manos de esos hombres de Estado responsables, solo podemos confiar en nuestras manos y piernas para cambiar en la calle lo que ningún político de Estado responsable cambiará gobernando. Todos están muy preocupados por la Nación, pero ninguno lo está por aquellos que son la sal de la tierra.
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