Pena de muerte al cormorán
Un año más (y ya van seis) la Consejería de Medio Ambiente anuncia la pena de muerte a varios centenares de los cormoranes grandes que invernan en Asturias. Desde 2005, año en que la Administración del Principado empezó a matar cormoranes, más de quinientas aves han sido eliminadas legalmente (me consta que otras muchas lo fueron de manera furtiva).
Los responsables de esta Consejería, con el señor González Buendía a la cabeza, son perfectamente conscientes de la inutilidad de esas matanzas en lo que respecta a la recuperación del salmón y conocen de primera mano los numerosos estudios científicos, algunos de ellos elaborados por la propia Consejería, que demuestran con claridad meridiana que los cormoranes no son los culpables del declive de las poblaciones de salmónidos en nuestros ríos. Cualquier niño de Primaria sabe que en un ecosistema los depredadores son necesarios para mantener sanas las poblaciones sobre las que depredan y que el equilibrio entre presas y depredadores se produce de manera natural.
La señora viceconsejera de Medio Ambiente, Belén Fernández, intenta aplacar las críticas que su nueva normativa de pesca de salmón suscita entre muchos pescadores con el caramelo de la matanza de cormoranes. En el tema de los cormoranes damos la razón a los pescadores, pero éstos hace tiempo que le han tomado la delantera a la Consejería, que ha delegado buena parte de la gestión de los ríos (ríos que son de todos, pescadores o no) en las sociedades de pesca. Los reyes del río no quieren oír hablar de restricciones a la pesca y siguen sin querer asumir sus responsabilidades en el problema, pero lo cierto es que hay demasiadas cañas en el río.
¿Cómo se puede comprender que se den más licencias de pesca de salmón que salmones hay en los ríos?
Cualquier otra especie con una tendencia poblacional tan negativa y unas poblaciones tan escasas ya hubiera sido declarada en peligro de extinción, pero aquí el problema se soluciona con paños calientes en la normativa y matando al cormorán, que no vota ni paga impuestos y que para muchos es un ave fea y extranjera, lo que la convierte en el perfecto chivo expiatorio sobre el que descargar unas responsabilidades que en realidad no le corresponden.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo