A buenas horas, mangas verdes, dirán algunos
Según información de LA NUEVA ESPAÑA del pasado 27 de septiembre, el gobierno municipal de Gijón ha encontrado alternativa para la concesión de ayudas a la rehabilitación de barrios degradados, con el fin de evitar que los beneficiarios de dichas ayudas se vean en la necesidad de afrontar desembolsos a Hacienda por encima de sus posibilidades, tal como, según parece, venia pasando hasta ahora en ciertos casos.
Ya se sabe que la ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento, y ello hace que ante Hacienda no sirva de nada alegar que desconocías la normativa del impuesto; si la declaración te sale a pagar, Hacienda quiere cobrar y cobra. La mayoría de los beneficiarios de estas subvenciones o ayudas cuando hizo o le hicieron sus declaraciones de la renta se encontró con el problema de que al tratarse el IRPF de un impuesto progresivo, lo que equivale a decir que a mayor renta declarada, mayor tipo impositivo aplicable, pues resulta que si el Ayuntamiento gijonés les concedió el total de la subvención en un solo ejercicio fiscal, el resultado es que al hacer la declaración se encontraron con cuotas impositivas con las que no contaban y con el agravante de que aquellos/as perceptores/as de pensiones complementadas con el denominado complemento a mínimos pues en ciertos casos, según se dice, perdieron el derecho a dicho complemento por rebasar los límites anuales de renta establecidos para tener derecho a los mismos, pasando con ello a cobrar menor pensión; con lo cual, casi puede decirse que el Ayuntamiento, pretendiendo ayudarles, al final les hizo un pan como unas hostias.
Se supone que el Ayuntamiento habría tenido la posibilidad de adelantarse a todo esto y haber buscando algún tipo de acuerdo con la Agencia Tributaria a fin de evitar el mal que se acabó ocasionando a toda esa gente. Pues si estas personas desconocen los entresijos de la normativa fiscal, es de suponer que quienes conceden las ayudas algo sabrán sobre el tema o tendrán quien les asesore.
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