Alfombras: ayer y hoy municipal
Buscar corruptos bajo las alfombras. Redimir a Oviedo y a sus habitantes (excepto de calle Uría) del atraso y emergencia social. Fortalecer el Estado del bienestar. Puertas abiertas a la ciudadanía. Fustigar al capital (trabajo) y a la Iglesia católica (humanismo) fueron promesas del tripartito ovetense para alcanzar el gobierno municipal.
Pero tan pronto descendió triunfante del "madreñogiro", se dio de bruces con una ciudad hecha (no rematada; los barrios exteriores nunca acaban), moderna y liberal, respetada e imitada, armada con potente equipamiento material, social, cultural e histórico, que la convierte en fábrica de riqueza. Esperemos que la desidia comunista no la achatarre.
¿Es este Oviedo fruto de la corrupción? Si así fuere, conviene distinguir entre el ególatra y estéril chantajista de "mordidas" y el que se beneficia de su ingenio materializado en obras generadoras de jornales e impuestos (el Estado del bienestar recoge su parte). Vaya el primero a la trena, sin contemplaciones; para el segundo, siempre habrá atenuante. En cualquier caso, el daño, si lo hubiere, es el ayer en manos de la justicia. No se busquen, pues, las alfombras justificando tiempo, ineficacia ni dietas. El hoy está sobre ellas y la ciudadanía reclama soluciones.
"Nadie es más que otro, si no hace más que otro", afirma Cervantes, y la superación está en hacer y no en decir; en obras y no en mantras; en no sembrar desprestigio con azada cainita. Difícil se pone imprimir mayor calidad a la ciudad, cuando, a falta de iniciativas propias, se manejan plagios risibles importados. Nos daremos por satisfechos si esa azada, en vez de destruir, protege y mejora en lo posible lo heredado, que ha convertido Oviedo en faro turístico del Norte (Granada lo es del Sur). Próxima la entrega de premios "Princesa de Asturias", a ver con qué espectáculo nos desacredita el tripartito.
No se pida que el Ayuntamiento sea empresa (hagamos nuestro el eslogan "más mercado y menos Estado", que tan bien les va a los países con regulación y burocracia justa), sino animador de emprendedores, señalando caminos, agilizando gestión, transparencia y destino de tributos, para confianza y reclamo de nuevos contribuyentes.
A propósito de impuestos. Se ajustan ahora, dice el periódico, en especial el IBI y con fijación en el "odiado rico" (sorpresas ejemplares llevarían si indagasen en los inicios de la mayoría). Permítaseme un apunte al hilo de esto. El populismo unce el "odio al rico" al de la religión católica, fuente de humanismo. Si el tripartito interiorizase esta hermosa doctrina y la explayase entre sus gentes con su incisiva y eficaz pedagogía, o cuando menos no la torpedease, habría menos familias desestructuradas, menos manifestaciones, pancartas y minutos de silencio rechazando la violencia de género. El remedio tal vez se halla en la cálida moral humanista que rebosa amor, humildad, educación... y no en la fría legislación. No se puede negar esta señal. Controlar y disminuir tan letal lacra social es valor "progresista".
Retomo la idea de provocar iniciativas de trabajo que incrementen, a su vez, contribuyentes. Tengo entendido que sobre las alfombras pudo haber dejado la Corporación anterior un expediente, aprobado por la CUOTA, referido a parcelación de terrenos de zona rural del municipio. Desempolvar el expediente y llevarlo a la práctica prestigiaría al tripartito.
Se trata de permitir la construcción de viviendas unifamiliares en parcelas de unos 1.500 metros cuadrados, imposible hoy por la exigencia abrumadora de terreno, más propia de casa de labranza que de recreo. No enuncio, por sabido, el sartal de beneficios que ofrecen estas pequeñas construcciones en parcelas que, por dominables, son solicitadas. A las mercantiles y fiscales añadamos fijación de población, limpieza de matorrales y, aunque parezca broma, ahuyento de jabalíes.
Según el periódico (LNE 1-IX-16), se pondrán al cobro 3.184 recibos de IBI sobre fincas rústicas. ¿Por cuánto se multiplicaría esta cifra si se llevase a cabo la parcelación apuntada? Se habla de un nuevo plan de ordenación territorial, pero ¿cuándo verá la luz? Entre tanto, seguirá paralizada esta fuente de riqueza que hace guiños al trabajo y a los impuestos, alguno con destino al Estado del bienestar social, piedra clave entre las promesas del tripartito.
No se cierren las cacareadas puertas abiertas a propuestas como la presente. ¿No se buscan nichos de trabajo?
José M. Gómez Tuñón
Oviedo
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