Abuela Mercedes
Te has ido como pasaste por la vida, con humildad. Sin aspavientos ni despedidas, sin reproches para aquellos que recibieron de ti a manos llenas y sus manos se vaciaron de amor hacia tu persona cuando más las necesitabas.
Te vas con la calma que produce el cansancio de los años vividos, dejándote llevar por el dulce sueño eterno.
Y ahora qué voy a hacer con los besos que son tuyos, besos que te daba para que no sintieras la falta de otros besos negados, porque es mejor mirar hacia otro lado, el del egoísmo, esperando que no te dieras cuenta de que eran siempre los mismos labios los que te besaban.
Qué haré con las caricias guardadas para ti, caricias negadas de otros que simplemente no te daban porque su ombligo les ocupó mucho tiempo, deseando que no sintieras ninguna falta de amor porque a mí me sobró para dártelo.
Hoy te hago este pequeño homenaje junto a tu hija, mi madre, para honrar tu persona, tus canas y tu amor, porque lo nuestro es amor eterno, amor inolvidable, amor verdadero,... simplemente amor del que nunca muere. Difícil de olvidar para quien quiere con el corazón.
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