De la "Marcha de hierro" y otras cosas
Con motivo del vigésimo cuarto aniversario de la denominada "Marcha de hierro" desde Oviedo a Madrid por parte de personal de la entonces Ensidesa en defensa de sus puestos de trabajo, LA NUEVA ESPAÑA del domingo 9 de septiembre dedicaba toda una página destinada al tema y a resaltar la opinión al respecto de quien hasta hace escasas fechas fuera durante largos años secretario general de UGT de Asturias, don Justo Rodríguez Braga.
Si este señor dice lo que dice y está satisfecho con lo que se consiguió con todo aquello, él sabrá por qué lo dice; algunos otros creemos que la decisión de firmar el acuerdo que dio lugar al expediente de regulación de empleo (ERE 233/92) por el que salimos de la empresa cinco mil y pico trabajadores fue un error que nos llevó a dejar plumas por todas partes.
Supongo que se acordarán él y otros muchos que Comisiones Obreras se negó a firmar el acuerdo por considerar que dejaba demasiados flecos sueltos, y que luego se fueron viendo durante los años que duró la vigencia del ERE, desde que salió la primera tanda de prejubilados hasta la última.
Primero, el Gobierno del PSOE y luego el del PP fueron haciendo sucesivas reformas que nos afectaban de forma negativa, y que nadie tuvo en cuenta que nosotros habíamos salido de la empresa con la normativa en vigor en la fecha de la firma de los acuerdos que dieron paso al ERE. Cambiaron la normativa fiscal y nos hicieron tributar por las prestaciones por desempleo, que estaban exentas cuando se aprobó el ERE. En contra de lo acordado, pretendieron congelarnos las bases de cotización a la Seguridad Social, alegando que Ensidesa había pasado a estar en estado latente y ya no tenía convenio por el que aplicarnos porcentaje de actualización de nuestras cotizaciones. Nos vimos obligados a movilizarnos y, al final, un laudo de Magistratura nos dio la razón y nos aplicaron la subida del convenio de la nueva empresa (Aceralia). Por si eso fuera poco, reformaron la ley de pensiones y en lugar de calcularnos la base reguladora de la pensión en función de los últimos ocho años cotizados, según la normativa del momento del ERE, resultó que la elevaron a quince años, lo que supuso un buen recorte en nuestras pensiones. No nos concedieron el derecho de opción para poder elegir uno u otro sistema.
Por todo lo expuesto, creo que más que motivo de satisfacción, hay motivo para lamentar todo cuanto nos pasó y que se veía venir. Aceptaron una cobertura económica de un 79 por ciento del salario anual bruto, medida muy desfavorable comparada con la que se fijó para la minería estatal del carbón. Esos sí supieron atarlo bien atado; ellos consiguieron el cien por ciento del salario neto, y eso fue respetado hasta que pasaron a la jubilación reglamentaria. Pero lo nuestro, en mi opinión, fue una auténtica chapuza. Quienes lo defendieron y aún lo defienden, ellos sabrán por qué lo hacen, pero los hechos están ahí bien grabados en la memoria de cuantos los padecimos.
Todo mi respeto y consideración para cuantos compañeros hicieron el recorrido total de la marcha desde Oviedo a Madrid. Yo sólo hice la primera etapa y parte de la última, y me pareció durísimo, así que no quiero pensar lo que ellos padecieron para gloria, hoy, a mi entender, de algunos que medraron como la espuma desde entonces.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo