Indecentes y repugnantes declraciones
Deseo comenzar estas líneas confesando que para mí las corridas de toros son lo más equivalente a los espectáculos del circo de la antigua Roma donde los gladiadores, ávidos de gloria, luchaban a muerte en la arena donde se destrozaban con las fieras mientras desde los gigantescos graderíos, las multitudes gritaban pletóricas de sádico entusiasmo y aplaudían enloquecidas ante las primeras señales de sangre en el ruedo.
Absolutamente nada justifica en nuestros días el mensaje: "Adrián, vas a morir", dirigido al pequeño niño valenciano de ocho años que sufre "sarcoma de Ewing", cuyo padre acaba de organizar una corrida de toros a beneficio de los muchachos con cáncer.
Dos personas que han decidido borrar su rastro en internet, por su mala prosapia, y que se expresaron con la máxima crueldad desde posiciones antitaurinas que no hacen otras cosa que dañar de mala manera a un movimiento perfectamente legítimo, como es el amor a los animales.
La que parece ser una animalista vasca señalaba: "Que se muera ya. Un niño enfermo que quiere curarse para matar herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir".
El otro, el segundo, un experto en internet, considera un "gasto innecesario" el de la sanidad pública con el pequeño Adrián.
En ocasiones y por desgracia, ciertas manifestaciones en las redes sociales resultan más que vomitivas.
¡Ánimo, pequeño y valiente niño Adrián! Estamos contigo todos los españoles de buen corazón.
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