Para nuestros políticos, Asturias puede esperar
Parecía evidente que antes o después la presencia de Javier Fernández, el presidente de todos los asturianos, al frente de la gestora del PSOE tendría algunas consecuencias en la actividad ordinaria de la vida política asturiana, y digo vida siendo muy generoso, porque la parálisis es tal que algunos nos seguimos preguntando qué están haciendo, un año y medio después de su elección, muchos de nuestros representantes, no todos, en la Junta General del Principado.
No seré yo quien opine sobre la importancia o la intensidad de la posición y de la agenda de nuestro Presidente en este momento clave para el futuro de España. Ni siquiera me atrevo a opinar sobre sus intenciones, objetivos y lo que pueda llegar a lograr. Pero lo que está claro es que Asturias y, sobre todo, los problemas de los asturianos no pueden esperar a que el PSOE decida el ganador de su propia batalla interna ni a que el resto de partidos estén pensando más en cómo quedar bien de cara a la galería que en su propio trabajo.
Retrasar el debate sobre cómo está Asturias, sobre el estado de nuestra región (ahora llamado debate de orientación política), es la muestra más evidente de la importancia que nuestros representantes les dan a nuestros problemas. Y no, no es demagogia. El Gobierno del PSOE está en todo su derecho de pedir este aplazamiento. Y es tarea del resto de grupos aceptarlo o no. Lo hacemos por cortesía parlamentaria, habrán escuchado a algunos de los portavoces en su justificación. Señores, Asturias ya no está para cortesías, los asturianos no pueden aplazar sus problemas, muchos de ellos ocasionados por ustedes mismos ya sea por acción o por omisión.
¿Y qué me dicen de las declaraciones de Mercedes Fernández, portavoz del PP en la Junta, sobre este asunto? El aplazamiento es positivo y razonable, decía. Miren, solamente hace falta tirar de hemeroteca para comprobar lo dura y beligerante que ha sido siempre la presidenta del PP asturiano cada vez que Javier Fernández no ha atendido sus peticiones para comparecer más en la Junta General. Pero, claro, supongo que ahora todo vale a cambio de una abstención.
En definitiva, mientras Asturias sigue a la cola de casi todo, y los asturianos siguen sin encontrar solución a la mayoría de sus ya viejos problemas, nuestros políticos nos dicen, con sus hechos, que Asturias puede esperar.
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