Exhumación

2 de Noviembre del 2016 - Inocencio Granda Fernández (Oviedo)

“El nombre de cada uno es como la piel por donde respira el alma”, decía Yon Ruskin, escritor inglés. Sí, señor Amato; tanto deber de ser usted así que no podría ser otro el introductor enOviedo de tanta solemnidad. No se quejará de lo espléndida que ha estado la prensa asturiana. Sí, han rellenado de extremo a extremo los cuatro puntos cardinales (no me refiero a “la prudencia, justicia, fortaleza y templanza”), arriba y abajo, a derecha e izquierda del paginario de la prensa; también podríamos pensar en la mismísima Yenka, de seguro que el señor Vergoglio se acuerda de ella.Acérquese a la prensa y llévele El Comercio y LA NUEVA ESPAÑA de seguro que por tanta magnificencia y solemnidad tiene un ascenso asegurado si es que aún queda. Dé se cuenta, hombre, que estos fastos no son propios que del Vaticano; ¿por qué extramuros? Para dar en morro al gobernador de las Asturias que con el resto os ponen el sueldo sin trillarlo en el cesto? La ruindad no tiene parangón; bueno, algo consustancial habría de ser para la hostelería y hotelería, como de oraciones no se vive ni se duerme.

La prensa asturiana está que rezuma (domingo 9 de octubre de 2016) nada menos que tres páginas completas dedicadas a la exhibición de santos. Sí, eso ya es exhibicionismo. Nada menos que siete tiarados y setenta y cinco estolados; eso ya es solemnidad; tal parece que el retablo de la Catedral ovetense, que no vaticana, se multiplicó por cinco; así es, que vemos al que durante cincuenta años echaba espuma por la boca condenando al que no fuera correligionario en su ganada gesta. Cometió un error, Sr.Garralda, porque el cuarteto debió de ser quinteto. Cómo de deja fuera al Generalísimo Franco, cristiano, católico y apostólico hasta la médula y menos dictador que cualquier alcalde de esa época.

Yo, aunque usted no crea, también tengo mis poderes y voy, en su presencia, canonizar a un singular ciudadano (singular por íntegro) porque a mi Dios me lo da a entender en este preciso momento. Se trata de Inocencio, nacido en 1900 y que espiró en mi presencia cuando él tenía 49 años. En verano del 38, tenía las vacas pastando en e lAramo y, un buen día, después de cariarlas a lugar seguro, compartió su bocadillo con un compañero de mina y compadre fugado debido a las palizas que le propinaba la fuerza pública tratando de arrancarle el dado por supuesto paradero de sus convecinos fugados. Alguien denunció tal cristiana acción por lo que después de diez horas arrancando carbón tenía que presentarse en el cuartelillo donde le esperaba una carga de varas de avellano si no deletaba a sus compañeros y vecinos fugados. Supiérelo o no llegaba a casa con la camisa cosida (no a la piel) a las carnes así que un día sí y otro también mi madre haciendo de practicante por despegar cuerpo de camisa y ello después de las diez horas de trabajo y el referido paseíllo en el que estamos. Tal era el atropello que el mal menor era el monte. Al final cayó en las redes de lo que llamaban escuadrón de la muerte (los llamados falangistas).Desenlace: 18 años de cárcel, redimiendo penas en las minas del Fabero (gratis datum, claro, mi madre con siete hijos no veía ni un céntimo). Por su pulmones inundados de carbón, hambre y una neumonía le mandan a morir a casa. Así consta en el expediente. Por los esfuerzos de mi madre se recuperó transitoriamente. Mi amigo y padrino el Rvdo. D.Vicente le administró el sacramento de la extremaunción y así murió santamente (sí santamente) el domingo 2 de octubre de 1949 en mis propios brazos cuando contaba 49 años y yo tan solo 10. El doctor al firma el acta de defunción nos dijo que tenía más carbón en los pulmones que la “carretona de Grado”.

Ese niño debió quedar alucinado. Menudo callao; cuánto poderío. Claro que arrastrar tal peso bien merece un sueldo aunque no se sea empleado. Si Jesucristo hiciese acto de presencia como aquel tercer día en Emaús ¡qué aplausos te daría, señor Amato! “solo la piedad nos vuelve humanos”, dice por boca de Dostoievski. La prudencia no es que sea piedad; tampoco justicia, ni la fortaleza o templanza porque piedad es un estado de ánimo o compasión al débil y no siempre es aconsejable la piedad más bien la fortaleza y prudencia porque esto es hacer personas que no contritos ante vuestra “bondadosa piedad”. Mire que le digo, si sintiere piedad de sí mismo saldría corriendo de tamaña parafernalia. a vuestro multi estolado afer en mi catedralina yo le llamaría psicodrama benigno por no decir lo contrario.

Contraste ninguno porque pasar de las páginas treinta y dos y treinta y tres a la treinta y cuatro, trabajo ninguno rezuma compungimiento ¿también piedad? Orate, fratres! Nada menos que siete obispos invadiendo la esbelta catedral de Oviedo hecha por mis ancestros para celebraciones tan distantes de lo vaticanil que clama justicia divina. Qué dedicación al apostolado, nunca igual visto. Teniendo además el corazón de la prensa a su disposición no sé para qué un miembro de la iglesia diciendo, en el salón de conferencias de la prensa asturiana, que la iglesia católica cuenta con 1.200 millones de miembros que dan testimonio de la misma. Los mandamientos de Dios Padre yCreador para ir a El son 10. ¿Y, los mandamientos de la santa madre iglesia no son cinco? Indefectiblemente para permanecer en ella hay que cumplirlos; tiene ese optimista señor el censo de cuántos son los cumplidores? De no ser así está engañando a la audiencia y engañar no es cosa buena y a sí mismo tampoco. Cuál será la meta de un auto engañado? De él queda investigarlo. Quede claro que a Dios Padre y Creador, Amigo y Señor no se va con mentiras ni falsas estadísticas.

Inocencio Granda Fernández,

Oviedo

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