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El triatlón, Noya y la Fundación

28 de Noviembre del 2016 - Juan Rodríguez Peláez (Avilés)

Se le ha concedido a Gómez Noya el premio "Princesa de Asturias" de los Deportes. Me gustaría hacer unas reflexiones sobre el triatlón, de dónde vino, a dónde va y sobre su reconocimiento.

Lo primero que quiero dejar claro es que me alegro profundamente de que haya recaído el premio en Gómez Noya, mucho más que en la muy mencionada Teresa Perales, por lo ya expuesto en la carta sobre el Mundial de duatlón. En el deporte adaptado no están todos los que son, ni siquiera están los que más son, lo cual le resta mucha credibilidad a ese movimiento paradeportivo, y sobre lo cual vengo trabajando durante años. Respecto al premio en sí, creo recordar que hace décadas hubo polémica por premiar a deportistas en activo, dado que esa no era la misión de estos premios, y Noya no es que esté en activo, está en lo más alto de su carrera, acaba de proclamarse campeón mundial. Convendría recordarlo, y también reflexionar sobre los premiados, y sobre todo sobre los orígenes de estos premios.

Creo que es un buen momento para recordarles a algunos, y mostrarles a otros, que a buen seguro desconocerán los orígenes de este deporte, que cambió mi vida en el mes de agosto de 1987, de dónde vino y a dónde va.

El triatlón entendido como tres pruebas sin interrupción, las transiciones también cuentan, tres pruebas que son natación, ciclismo y atletismo, nació en Hawai el 18 de febrero de 1978. Esa fue la fecha y el lugar de origen, y no debería olvidarse.

Las distancias tampoco deberían olvidarse, pues son la parte de la clave del tinglado. Los 3,8 km de natación de la Waikiki Rough Water Swimn, los 180 km de la Around the Island Bike Race y, como guinda del pastel, los 42,195 km de la Honolulu Marathon. Tomaron parte 15 participantes. Según el reglamento, cada participante tenía que procurarse su avituallamiento y sus asistentes durante la totalidad de la carrera. Igual que la camiseta de finisher que cada participante previamente dio a la organización para ser grabada.

Como se puede concluir de la breve descripción anterior, la aventura, organizada, pero aventura al fin y al cabo, estaba presente. El concepto aventura, el experimentar con la propia vida para obtener una respuesta, en este caso, ¿seré capaz de llegar a la meta?, era algo común a todos, y esto se manifestaba en un detalle del reglamento que ha sido clave en la evolución del triatlón. No se podía chupar rueda en bici, esto constituye el resto del tinglado.

La filosofía del triatlón en sus orígenes era una lucha del individuo frente al reto deportivo sin ayuda externa, no se podía recibir ayuda mecánica en el ciclismo. Una aventura con un mínimo de organización. Así continuó en los primeros años que este deporte comenzó a arraigar en España.

Cuando se habla de triatlón hay que tener muy claro, como en todo en la vida, sus orígenes, y de lo expuesto anteriormente lo que destaca por encima de otras consideraciones aventureras es su distancia. El triatlón nació con la distancia Ironman, eso es algo que todo el mundo debiera de saber, aunque no le interese, y no olvidar, aunque le interese. Al igual que es indigno llamar Marathon a una carrera de 2 km como hacen en Argentina, ¿No podría sentirse igual al llamar triatlón a una carrera que no tiene la distancia con la que nació este bello deporte que cambio mi vida? Para eso, para evitar confusiones indignas, quedo la palabra Ironman, que era la única distancia que había cuando nació todo este tinglado, que no para de crecer.

Posteriormente comenzaron a surgir pruebas de menor distancia, en parte como una aproximación a dar el salto al Ironman, yo así pensé que debiera ser siempre, pues el Ironman es el padre del triatlón. Siempre pensé que cualquiera que aspirase a ser triatleta debería tener el Ironman en su mente, hacerlo o desearlo. La otra parte es que estas pruebas se fueron convirtiendo en un medio en sí mismo, habiendo un sinfín de triatletas que participan en estas pruebas, y ni hicieron ni intentaran jamás llegar al padre de todo esto, el Ironman.

Fue 1996 el año del despegue del tri en España con las pruebas de Santander, Irún, Araba, San Sebastián, Guadalajara, que era ya la 3.ª edición, Ondarroa, Águilas-Lorca, Laredo, Granada y Banyolas. El primero de Avilés y Asturias fue en 1987. En todas esas pruebas y durante bastantes años no estaba permitido chupar rueda. No sólo era conservar el espíritu aventurero del principio reflejado en no tomar ayudas externas, eso del solo contra el crono. Hay otro aspecto que incide de pleno en el rendimiento en la clasificación, y es la otra parte del meollo. El chupar rueda en bici.

Sin chupe de rueda ganaba el más completo en las tres disciplinas. Si alguien era malo nadando, tenía muy difícil ganar, pero podía hacer buenos puestos remontando posteriormente, Antonio Alix era un buen ejemplo de esto. El chupe de rueda cambió todo esto, dado que salvo excepciones la bici influye muy poco en el resultado final. La natación selecciona un grupo donde estará el vencedor, y la carrera lo elige. En ese cambio radical tuvo mucho que ver la aceptación del triatlón como deporte olímpico.

Desconozco los intríngulis, pero supongo que la lucha, para nada disimulada, de la federación mundial la ITU, y la organización Ironman, tuvo mucho que ver. Hubo un época en que la ITU prohibía a sus federados participar en pruebas Ironman, del mismo modo que el Ironman no pedía licencia de deportistas para participar. La Organización Ironman siempre se comportó un poco como el Tour de Francia, sabiendo que estaba por encima de todo, incluso de la ITU. Supongo que todo esto combinado hizo que se aceptase el chupe de rueda por parte del COI.

Cuando se hizo público que el triatlón era un nuevo deporte olímpico yo me alegré, como creo que todos los aficionados a este deporte, había mucha expectación, pero no me gustó el formato de competición. Antes de la Olimpiada ya intuía que se iba a convertir en un diferente deporte, y así fue. Pasó de un deporte donde ganaba el más completo en tres disciplinas a ser algo donde ganaba el mejor corredor de entre los mejores nadadores, y salvo excepciones la bici se convirtió en un trámite.

Poco queda ya de los orígenes de este deporte, ni la distancia, ni la ambición por medirse con el padre del triatlón, a pesar de que muchos, todos los que no ambicionan medirse con el padre del triatlón, se denominan triatletas. Tampoco queda la manera de medirse con esas distancias, la lucha individual contra el crono en bici. Es cierto que el Ironman sigue existiendo, pero sí se ha perdido en gran manera entre los practicantes el espíritu que nació en Hawai, poco queda ya de ello, y cuando digo ello, ¿no es lo mismo decir del triatlón? De lo que fue, cómo nació, a lo que poco a poco se ha ido convirtiendo.

No sé por qué se pierde el sentido de la historia en la sociedad, hay quien dice que es el sistema educativo, que forma profesionales y olvida las personas, no lo sé. Lo que sí sé es que he pretendido poner el premio de Noya en su justo contexto histórico. Ustedes juzgarán si he acertado.

Juan Rodríguez Peláez Cicli

Participante en el primer triatlón de Avilés y Asturias.

Primer Ironman Finisher Asturiano, Avilés

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA.

El libro del triatlón, Autor Joaquin Ballesteros.

Editorial Arthax, S.L.

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