La Puebla de Maliayo, ayer; Villaviciosa, hoy
El topónimo "Maliayo", aplicado a toda la comarca de Villaviciosa, viene flotando sobre la tierra bendita de Villaviciosa, desde el Libro de los Testamentos, donde tantas veces aparece la expresión "in territorio Maliaio". Recientemente acaba de irrumpir en el mundo editorial, a través del libro "De Maliayo a Villaviciosa. Un territorio de la Marina centro oriental de Asturias en la Edad Media", de que es autor don Álvaro Solano Fernández-Sordo, reciente doctorado por la Universidad de Oviedo. El libro asume en totalidad su tesis doctoral.
No por lo que tiene de halago hacia mi persona, sino, sobre todo, por el realce que sus palabras atribuyen al Archivo catedralicio, quiero empezar esta reflexión con esta cita del autor en sus agradecimientos: "agradezco al Archivo de la Catedral de Oviedo, donde siempre me permitió la libre consulta de sus fondos su custodio, don Agustín Hevia Ballina, ilustre maliayés a quien espero que mi trabajo agrade". Pues sí, muy de verdad y muy de corazón que me agrada tu trabajo y muy mucho, Álvaro querido. Por doble motivo: por su contenido intrínseco, tan atractivo para quienes tenemos, entre nuestros amores, esa bendita tierra maliayense y villaviciosina, a partes iguales, quiero decir, con toda su historia medieval y moderna, hasta el día de ayer que ya pasó y ha dado entrada al hoy, que, en unas horas, será mañana y así para perennidad.
En segundo lugar, por los calificativos que me has atribuido: "maliayés y custodio del Archivo de la Catedral de Oviedo". Lo de maliayés acreditado, igual que villaviciosino, título que para mí también vindico, nadie me lo podrá discutir, siendo feligrés y bautizado en una de las parroquias de más amplia sonadía en el concejo, por su santuario de Santa María de Lugás, parroquia a la que, junto con mis cariños a mi madre y mi abuela, pongo siempre en la diana de mis amores, que no pueden ir más allá. Y, además, una palabra sobre ese "custodio del Archivo", que me ha llegado, amigo Álvaro, a lo más íntimo del alma. Es el calificativo que los documentos de la Santa Sede atribuyen a los archiveros de la Iglesia, a los que denomina "Memoriae Ecclesiae Custodes", que es lo mismo que "custodios de la memoria de la Iglesia".
Tu novedoso libro y su alta calidad científica, amigo Álvaro, cumplen a la perfección lo que a cualquier crítico o censor o comentarista dejaría plenamente satisfecho: es una investigación sumamente rigurosa y documentada, que trae como efectos un perfeccionismo y unos logros abundosos. Con esa pincelada me sentiría ya satisfecho y me bastaría para cifrar, en clave de valía investigadora, lo que una tesis doctoral, como la tuya, ya ha merecido como calificación de un tribunal exigente y minucioso: el cum laude unánimemente atribuido. Las 720 páginas, con sus láminas, que constituyen este volumen, con su letra pequeña, que a quienes tenemos los ojos ya gastados de tanto leer nos vuelven un poco costosa la lectura, se ven compensadas con los frutos y consecuciones muy bien logradas que el conjunto ofrece.
En la distribución de mi personal librería, donde destacan los anaqueles, que van siendo ya numerosos, destinados a los libros de tema asturiano y, en apartado especial, los referidos a Villaviciosa, tu atrayente libro, Álvaro, empieza a hacérseme familiar por su aspecto acreditativo del sello editorial de Gráficas Summa, cuna en que tu libro ha visto la luz en Asturias, bajo mecenazgo de la Fundación José Cardín Fernández, y con el patronazgo del Ayuntamiento de Villaviciosa y de Publicaciones de la Universidad.
Me resulta muy grato, amigo Álvaro, que tu libro aparezca allí, al lado de aportaciones de Jovellanos o de Martínez Marina o de los Caveda, con otros logros de autores eximios de la modernidad, que me place citar: allí verás, en sus dos ediciones, la perla bibliográfica de Villaviciosa y su progreso o el logrado estudio de Juan Pedrayes sobre el "Urbanismo de Villaviciosa", aportación hasta el presente no superada y puede decirse que definitiva. Allí podrás ver también el adelanto de la tesis doctoral de doña Etelvina Fernández González, que tan bien disertó sobre el Románico de Villaviciosa. Allí verás pronto -en espera, su publicación-, la documentada tesis de Dora Fernández sobre "Demografía de Villaviciosa". Su tesis, aún inédita, promete ser una auténtica joya para los amantes de Villaviciosa. ¡Cómo me agrada resaltar los cuatro volúmenes publicados de la revista "Cubera", que, en elegante encuadernación, forman cual "monumentum aere perennius", un auténtico "monumento más perenne que el bronce" y que tanto deben a cientos de colaboradores, entre los que me cuento, y sobre todo a don Etelvino González López, junto con otros tantos volúmenes de sus "Cuadernos" complementarios! Forman algo así como mi "bibliotheca maliayense o villavitiosina".
En su presentación del libro "De Maliayo a Villaviciosa", Alejandro Vega Riego, alcalde de Villaviciosa, dedica un cálido recuerdo, al que muy cordialmente me adhiero, al insigne medievalista recientemente fallecido don Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar, profesor emérito de la Universidad y miembro emérito del RIDEA, que tantos caminos ha abierto, al igual que a su maestro, don Juan Uría Riu, con sus aportaciones a la historia de Asturias y de nuestro concejo villaviciosino. Al lado de doña Soledad Beltrán había asumido la dirección académica de la tesis de Álvaro Solano, que se suma a otros artículos sobre la Puebla de Maliayo.
Muchas cosas se sabían ya sobre la investigación emprendida por Álvaro Solano, mucho se sospechaba de los logros que, con seguridad, conseguiría, para aportarlo a ese pálpito incesante y siempre in crescendo de la bibliografía sobre Villaviciosa (muchísimos de sus ítems pueden verse en la aportación bibliográfica sobre Villaviciosa de José Manuel Valdés, eximio librero anticuario de Oviedo); con todo, la realidad supera a las muchas esperanzas puestas en la obra de Álvaro, en vista de lo cual sólo me cabe decir a mi amigo el autor: enhorabuena la más cordial y adelante. Esperamos que de la mucha tela que tienes cortada resulten los mejores trajes. No dejes de lado el tema de Villaviciosa, ya que con tan buenos augurios lo has comenzado.
Cual colofón de este grato artículo y abreviado comentario, me queda decirte, Álvaro, que he echado de menos un colofón en tu libro, que habría dejado redondeada tu obra. "Ni tejado sin su alerón, ni libro sin su colofón". Es un lema que yo aplico siempre en los libros que edito.
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