Hacerse oír
Es supuesto que los jóvenes representamos el futuro de nuestra sociedad. No sólo se supone, hoy en día se llegan a dar casos en los que se considera un hecho: los jóvenes, el futuro de nuestra sociedad. Se nos ha acostumbrado a oír hablar de nosotros como la salvación del desastre. El problema que surge es que a lo mejor, por un casual, nosotros (los jóvenes) no queremos ser esa salvación. Tanto nos hemos acostumbrado a que organicen pasado, presente y futuro de nuestras vidas (como si fuéramos autómatas) que hemos llegado a vencer nuestros propios límites. Estamos hartos de que nos pidan que escuchemos, para luego no ser escuchados; de que nos exijan sinceridad y a continuación nos mientan; de que digan que somos el futuro, cuando lo que realmente queremos es ser el presente.
Querido mundo adulto, el de las personas presuntamente maduras y los peces gordos: dadnos una oportunidad a los jóvenes y dejad de hablar de futuro. Necesitamos más presente.
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